Sobre las discotecas de Cuernavaca que estuvieron de moda entre los setenta y los noventa, converso con un cuernavacense de la vieja guardia. Lo topo en su mesa de La Universal. Las comilllas salen sobrando.
–¿Como cuáles?
–Los Veinte, que luego fue El Tabasco en el mismo lugar, en un costado de la gasolinería del DIF. O el Kaoba, atrás del Palacio de Cortés.
De cierta forma el Kaoba se coció aparte. Estaba atrás del Palacio de Cortés, así que la puerta del antro miraba a los murales de Diego Rivera, abajo de los cuales había estado pocos años antes la terminal de los autobuses Estrella Roja, estacionados en la calle los camiones trompudos con puertas adelante y atrás. Actuaron personalidades famosas como la cantante estadounidense, Gloria Gaynor, y creo recordar que la fue a oír la señora Carmen Romano, esposa del en ese momento presidente José López Portillo, a la que sentaron en la primera fila. El Kaoba era intocable, propiedad del ingeniero Armando Bejarano Almada, hijo del gobernador 1976-82 Armando Bejarano Valadez, quien moriría en julio de 2016, cinco años antes del fallecimiento de Amando Jr., en febrero de 2021.
–El Sandi, justo donde termina la avenida Humboldt y arranca la calle Rufino Tamayo. Su inauguración fue todo un acontecimiento en la vida nocturna de Cuernavaca y el entonces Distrito Federal. Adornado el acto del corte del listón inaugural por la belleza de la actriz Claudia Islas, al cabo “no pegó y poco tiempo después cerró. De la casa de dos niveles se decía era propiedad de una viejecita que moriría años más tarde, intestada y aparentemente sin parientes que la heredaran. Fue habitada por una amiga de la anciana y su esposo, con quien un mal día discutió y le metió un tiro, matándolo. Cayó entonces sobre la quinta de muros altos en la privada empedrada una suerte de leyenda urbana que sólo borró el paso del tiempo. Estuvo abandonada hasta 1994, cuando el Gobierno Estatal la rescató. Hasta el día de hoy, desde la calle se ve aparentemente deshabitada, valiosa no por la condición de la construcción, sino por las dimensiones del terreno y su ubicación. Si de esta casa no se apoderó alguna mafia de abogados transas y notarios corruptos que pasan por finísimas personas, debe estar en la lista de casas y terrenos que son propiedad del Gobierno del Estado. Y si no, hace años que se la robaron.
–El Mamá Carlota, arbitrariamente clavado en el Jardín Borda durante el sexenio 197076 del gobernador Felipe Rivera Crespo.
–La discoteca Barba Azul, concurrida por políticos y artistas nacionales y extranjeros, entre otros, la cantante Daniela Romo. O Shanti en la avenida Morelos sur, que no trascendió.
–Y a mediados de los ochenta, el Taizz, apodada por los cuernavacenses la discoteca de los chilangos debido a que abrió seis meses después del terremoto de 1985.
Tres décadas de esplendor de la vida nocturna en la Ciudad de la Eterna Primavera que atestiguaron al menos dos generaciones de morelenses y capitalinos y, contra lo que algunos despistados dicen, no opacó la ejecución del capo Arturo Betrán Leyva por parte de la Marina, el 16 de diciembre de 2009 en uno de los edificios del conjunto Altitude. Para entonces, hacía años que la vida nocturna de Cuernavaca estaba muerta y sepultada… (Me leen el lunes).
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