Hoy que el covid-19 está sacando a la gente de las calles y poco a poco las ciudades se van quedando desiertas, el alumbrado público cobra mayor importancia. Si las poblaciones mejor iluminadas son más seguras, de ello el ejemplo en Morelos es Jiutepec. El asunto viene desde la campaña del ahora alcalde Rafael Reyes Reyes. Dondequiera que se presentaba la gente le pidió que reviviera la iluminación artificial, inservible como estaba hacía mucho tiempo la gran mayoría de las lámparas. Y Reyes lo logró pian, pianito, tozudo, terco al punto de que un par de meses atrás Jiutepec ya contaba con cerca de 15 mil luminarias útiles para probablemente el mejor alumbrado público de Morelos. Y al mismo tiempo, instaladas alarmas vecinales en edificios públicos y planteles escolares en colonias populares del municipio vecino. Infortunadamente no es el caso de Cuernavaca, cuya actual administración heredó el problema de las tinieblas y donde la Dirección General de Servicios Públicos ha admitido un aproximado de 3 mil luminarias fuera de servicio por falta de focos o brazos para colocarlas. Viejo el problema, es por lo que en Cuernavaca tiro por viaje ocurren situaciones como esta: Conduces de noche por la avenida Morelos. No es muy tarde aún, la carátula luminosa del radio te da la hora: 10.15. De pronto, la llanta derecha de tu coche choca contra algo que no logras ver bien a bien pero te parece como un pedazo de riel saliendo del piso. Te estacionas cerquita del foco de la puerta de una casa, revisas la llanta, sacudes el coche, hurgas con la lámpara de pilas pero todo parece estar bien. Reanudas la marcha, la falta de alumbrado artificial pinta más negra la noche, así que avanzas con precaución, atento a los espejos laterales y el retrovisor. Temes que te salga un asaltante en taxi o en motocicleta, y en segundos la imaginación de tu miedo se torna realidad. No viste en qué momento ni de dónde salió la pesadilla en forma de “moto” que se te ha emparejado, montada por dos sujetos encasquetados. El que hace de copiloto blande una pistola, te hace la seña de que pares, ordena: “¡el dinero!”. Dices que no traes, no te cree y te esculca. Furioso, tira tu cartera al piso, te arranca el reloj, te saca el celular del bolsillo de tu chamarra y los dos se van quemando llanta. No apareció ni una patrulla de la policía, el alumbrado público brilló por su ausencia y los automovilistas que vieron el asalto pasaron de largo… EL OPORTUNISMO en tiempos del corona virus o actitudes de protagonismo grosero como la del diputado José Casas González. Se publicita asumiéndose como “benefactor del pueblo”, se hace entrevistar en la radio para promoverse como un sujeto “generoso” que por estos días gasta su dinero repartiendo equis producto contra el covid-9 que, si reconoce no lo evita, entonces para qué sirve. Por cierto, ¿alguien se acuerda de la recomendación de la Comisión de Derechos Humanos del Estado de Morelos (CDHEM) a “Pepe” Casas? Le sugirió que cursara y aprobara el curso en línea de la propia comisión sobre el lenguaje incluyente y no sexista. La dicha recomendación trascendió en la primera semana de febrero pasado, como resultado, señalaron medios locales, de quejas presentadas versus el legislador de maras por su expresión antifeminista en la sesión del 10 de octubre de 2019. “Pepe”, el hoy aspirante a diputado federal o alcalde de su pueblo por el partido que sea, menos Morena, que llegó al Congreso Estatal gracias a los votos de AMLO pero pronto se declaró como uno de esos “diputados independientes” del típico recurso del “chapulinazo” a los que la gente decente ve como metalizados carentes de ideología que se ponen al servicio del mejor postor… (Me leen después).

José Manuel Pérez Durán
jmperezduran@hotmail.com

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