Proporcionados por Eduardo Galaz Chacón, secretario de Movilidad y Transportes, los datos resultan abundantes Detalla: los operativos “Moto Segura” continuarán en todo el estado, se han realizado en Tepoztlán, Temixco y Cuautla y seguirán en el resto de Morelos. Con el apoyo de la Guardia Nacional, el Ejército, la Comisión Estatal de Seguridad Pública y policías de tránsito, en Cuautla fueron detenidos 25 motocicletas sin documentos para poder circular. A los conductores que porten permisos de circulación emitidos por ayuntamientos de Guerrero se les retendrán las “motos”. Etcétera.
Aparte las irregularidades por las que suelen ser infraccionados los motociclistas, está el tema de los delincuentes que usan motocicletas. El rollo es de sobra conocido. Los sicarios son jóvenes, frisan los veinte y suelen actuar en parejas montados en máquinas de dos ruedas. El automovilista va manejando y para en el semáforo, ve de reojo que se le empareja una motocicleta, no voltea, teme que sean sicarios, pueden ser personas decentes, pero por las dudas no los mira. Así que pone las manos en el volante, y nada de bajarlas para tomar el celular o sacar un cigarro. Permanece tranquilo, espera a que prenda el verde del “siga” y deja que arranque la camioneta de junto. Vaya a ser que los dos sujetos con cara de pocos amigos se molesten. Quita el freno y avanza, pero lento. Más adelante ve un retén. Lo mismo son soldados que policías federales apoyados por estatales y municipales. Por las dudas, disminuye la velocidad. Los automovilistas son parados aleatoriamente. Cuestión de suerte, antes sólo paraban a vehículos donde iban dos o más hombres, ahora paran a señoras hasta con niños. Si le toca, obedece. Le hablan de “tú”, preguntan: “¿de dónde vienes?, ¿a dónde vas?, ¿en qué trabajas?, ¿dónde vives?”. Ordenan que baje de su coche, que abra la cajuela. No se resista. Si tiene suerte y le toca un militar educado, le explicará que es un punto de revisión para su seguridad. De todos modos le revuelven el coche, buscan en la cajuela, abajo y arriba de los asientos y en las portezuelas. Lo ven como si fueras sospechoso, pero por fin lo dejan ir. Cuando sube a su automóvil usted ve que los militares tienen a dos chavos. Están con las piernas abiertas y las manos sobre el cofre de una camioneta pickup, agachados, alegando quién sabe qué cosas. Y usted piensa: a lo mejor son malandros, pero no espera más, arranca, se alejas despacio, sin dar el arrancón. Si más adelante topa con otro retén, no se encabrone, no diga que ya lo revisaron. El que nada debe, nada teme…
Poca gente sabe que este el asunto viene de atrás tiempo. Reputada como la “madrina de la cocaína” y conocida por su sangriento estilo de venganzas, en el Miami de los setenta y ochenta Griselda Blanco usaba pistoleros en motocicleta. Considerada la “inventora” de este método, en 2004 salió de prisión, fue deportada a Colombia y se instaló en Medellín, donde fue ejecutada por asesinos que se desplazaban en una motocicleta. Pablo Escobar, quien en diciembre de 1993 sería abatido por el llamado Bloque de Búsqueda compuesto por 5,000 militares y policías, usaba un ejército de sicarios en “moto”. Un periódico colombiano resumió: Durante las décadas de los 80 y 90, en la Colombia azotada por los grandes cárteles del narcotráfico los sicarios cometieron unos 8 mil homicidios cada año, utilizando la motocicleta como medio de transporte. En su guerra contra el Estado colombiano, el Cártel de Medellín, encabezado por Escobar, usó sicarios en motocicleta que causaron miles de muertos, principalmente en Medellín y Bogotá. Ante esta ola de violencia, el gobierno colombiano prohibió que dos personas viajaran en una motocicleta y restringió la circulación de estos vehículos por algunas zonas y en determinados horarios. Ordenó algo que en tantos años no ha ordenado la autoridad en México y particularmente en Morelos: que los motociclistas porten el número de la matrícula en el chaleco y el casco… (Me leen mañana).
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