Que recuerde el columnista, nunca como en esta ocasión la pelea por la gubernatura de Morelos había estado tan pareja. Contienden Lucía Meza Guzmán, por la coalición PAN, PRI, PRD y RSP, así como Margarita González Saravia, por hasta seis partidos, Morena, PT, PVEM, Panal, PES y MAS. Postulada por Movimiento Ciudadano, la candidatura de Jessica Ortega aparece irrelevante en términos de fuerza electoral, igual que la de su compañero de partido,

Jorge Álvarez Máynez, quien hace el papel de comparsa en la contienda por la Presidencia de la República que también se juega entre sólo dos candidatas, Xóchitl Gálvez Ruiz, del PRI, PAN y PRD, y Claudia Sheinbaum

Pardo, de la coalición Morena Partido del Trabajo y Verde, ésta última, la virtual Presidenta habida cuenta su ventaja de 30 puntos de preferencia en todas las encuestas.

Todo ello en el marco de una suerte de epidemia en tiempos electorales. Ataca a las y los candidatos que pagan encuestas con resultados tan evidentemente falsos que no engañan ni al ciudadano más cándido. Está la aspirante mentirosa que dice ser de cuna pobre pero cuya riqueza es pública y notoria, lo cual no sería malo si ni se tratara de una actitud falsaria. Pero también vale decir que hay gestos de responsabilidad, una actitud que parece ajena a la política y se da de vez en cuando. Es el caso de la senadora suplente Leticia

Peña Ocampo, quien, luego de que Lucía Meza pidió licencia para dedicarse a su campaña como candidata a gobernadora, pudo declararse senadora independiente, pero optó por cumplir el cargo para el que electa en 2018…

CASI todas tienen su origen en las celebraciones de los santos patronos de la ciudad, en el aniversario de fundación de la misma, o para activar el comercio y la industria de una región. Lo confirma la experiencia en torno a la Feria de Cuernavaca, por lo que es pertinente valorar el aspecto cultural y social de las ferias. Hagamos, pues, referencia a ferias que se han consolidado en el país, para ver si algo les puede la Feria de la Primavera de Cuernavaca.

Recordemos que en cada uno de los doce antiguos pueblos de Cuernavaca existe una iglesia, cuya fiesta anual se dedica al santo patrono con una verbena popular en la que toman parte vecinos oriundos y de otros barrios, además de visitantes y familias venidas de fuera.

Las ferias de los pueblos son herencia cultural prehispánica y virreinal, de modo que, formados por los mayordomos y vecinos del barrio, los comités de festejos son los responsables de la organización.

En un breve recuento, tenemos que el 15 de mayo es la fiesta de San Isidro Labrador; 13 de junio, la fiesta de San Antonio en el barrio de San Antón, con juegos pirotécnicos, danzantes aztecas y concheros; 6 de agosto, la fiesta de El Salvador o de la Transfiguración del Señor de Ocotepec, con danzas de moros y cristianos, mole y pulque; 10 de agosto, la fiesta de San Lorenzo en Chamilpa; 15 de agosto, la fiesta de la Asunción de la Santísima Virgen en Santa María Ahuacatitlán y en la Catedral de Cuernavaca; 8 de septiembre, fiesta de Nuestra Señora de los Milagros en Tlaltenango, una tradición que atrae a miles de personas, y el 12 de diciembre, la fiesta de la Virgen de Guadalupe en El Calvario.

Antes de la feria capitalina como tal, se organizaron los carnavales de Cuernavaca, entre 1960 y 1964. La Feria de la Flor inició en 1965 con sede en el Jardín Borda, durante el sexenio del gobernador Emilio Riva Palacio Morales. Esta festividad dio paso a la Feria de la Primavera en los años 70, 80, 90 y lo que va del siglo 2000, con notables altibajos por los cambios de administraciones municipales y estatales de distinto signo político, entre otras causas.

No se trata de hacer comparaciones que, además de odiosas, son inútiles. Cada pueblo, región o ciudad tienen su propia historia, naturaleza y características, así que sólo haremos un repaso de las ferias de mayor arraigo en el país.

En Aguascalientes, la Feria Nacional de San Marcos data de 195 años; es en una de las más antiguas y de mayor prestigio internacional. Su celebración inició en 1828, del 20 de octubre al 20 de noviembre, para vender el producto de las cosechas y la ganadería. En aquel entonces competía con las ferias de Acapulco, Jalapa y San Juan de los Lagos. Inicialmente era celebrada en el Parián (palabra de origen filipino), un centro comercial luego remodelado que todavía existe y se localiza a dos cuadras de la plaza principal... (Me leen mañana).

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