Aquí hay dos del héroe epónimo de nuestra entidad. Con tamaños más o menos grandes, una ecuestre se halla en la entrada poniente de Cuautla, y en posición parada la otra popularmente llamada “el Morelotes”, está en la plaza que lleva su nombre en un costado del Palacio de Cortés (donde dicho sea de paso, el Generalísimo estuvo preso pocos días antes de ser fusilado en Ecatepec, en diciembre de 1815), semioculta por el tianguis irreverente de chucherías de plata y “artesanías” chinas que la mantiene cercada, y otra estatua más, pero esta sedente y de dimensiones menores que hasta fines de los setenta se encontraba en lo que fue el Jardín de Los Héroes y actualmente es la Plaza de Armas.  Del señor cura de Valladolid teníamos otra estatua que estaba en los límites de Morelos y el ex Distrito Federal. La historia alguna vez contada por el columnista: En 1953, el presidente Adolfo Ruiz Cortines donó al gobierno de Morelos un predio en el kilómetro 46.9 de la autopista México-Cuernavaca, donde fue colocado el monumento de piedra dedicado al héroe libertador José María Morelos y Pavón. La obra fue inaugurada un año después, en septiembre de 1954 por el entonces ya presidente de la República, Adolfo Ruiz Cortines, y el gobernador del estado, Rodolfo López de Nava. Posteriormente fue demolida, y en 1986 sustituida por la escultura ecuestre realizada en bronce por los artistas Ernesto Tamariz, Artemio Silva y Eduardo Tamariz. Fue develada por el presidente Miguel de la Madrid…  Dije “estaba” en tiempo pasado, pues va para siete años que no está, no existe, no apunta más su índice derecho al valle verde de Cuernavaca. En diciembre de 2012, manos criminales decapitaron el caballo de bronce, le amputaron las patas, cortaron la base y se llevaron la pedacería de metal para venderla. Descubiertos el derribo y la destrucción por personal de Capufe, el entonces gobernador Graco Ramírez mencionó que la reparación tardaría dos años. Pero nomás dijo, no lo hizo. Y así sigue, olvidada por la sociedad, ninguneada por un gobierno de foráneos que igual que los del régimen anterior muestran indiferencia a la historia y los héroes de esta tierra que les es extraña. Una aberración política que ni por asomo puede suceder en Michoacán, orgullosa la sociedad purépecha de la vida y obra de su paisano José María Morelos y Pavón. Allá, la estatua de José María Morelos es un monumento de 40 metros de altura. Se localiza en la isla de Janitzio, de Pátzcuaro, en el municipio de este nombre. La idea de construir una estatua monumental fue del divisionario de Jiquilpan, el general Lázaro Cárdenas del Río, siendo presidente de México entre 1943 y 1940. Buscaron un sitio adecuado en la entidad michoacana para edificarlo, además de ser el monumento una obra conmemorativa de los festejos de la Independencia de México en aquel tiempo. De inicio la obra se levantaría en las inmediaciones de la comunidad de San Jerónimo Purenchécuaro, municipio de Quiroga, pero en una visita del “Tata” Cárdenas a la isla de Janitzio decidió que finalmente se construyera en este lugar. La estatua está construida en concreto armado con revestimiento de cantera rosada en su exterior. El interior es hueco y se levanta en la cima de la isla de Janitzio, una elevación natural de origen volcánico ubicada sobre una explanada plana que sirve de plaza y representa la figura erguida de José María Morelos y Pavón mirando a lo alto, el brazo derecho levantado con la mano empuñada en señal de triunfo y la mano izquierda sosteniendo una espada a manera de apoyo. En el interior hay escaleras que suben en forma de espiral hasta el mirador que sale sobre el hombro de la estatua. En la cabeza hay una sala que sirve de cubículo donde antiguamente resguardaban objetos de Morelos. En la mano empuñada existe otro mirador de menor espacio que brinda una perspectiva panorámica a los cuatro puntos cardinales del lago de Pátzcuaro. El héroe del sitio de Cuautla nació hace 254 años, el 30 de septiembre de 1765, en una hermosa y sobria mansión de estilo barroco, construida en 1758, que su padre adquiriría en 1801. Actualmente funciona como museo. A través de pinturas, fotografías, muebles, objetos de época y facsimilares de documentos, su contenido relata la vida de Morelos antes de convertirse en jefe insurgente. La casa fue declarada monumento nacional en 1930 y en 1939 se asignó su resguardo al INAH, que la habilitó como museo en memoria del gran Morelos. El inmueble estuvo al cuidado de Concepción Pérez Morelos –última descendiente de la familia– hasta su muerte, en 1949. En 1985 fue restaurada… (Me leen mañana).

 

José Manuel Pérez Durán
jmperezduran@hotmail.com 

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