Por los asesinatos de dos menores de edad –de éstos, un bebé de dos años seis meses– en el operativo perpetrado por elementos de la policía del mando único en Temixco, el 30 de noviembre de 2017, no hubo detenidos. La atrocidad incluyó la detención arbitraria de siete personas, entre éstas un adolescente. Sin embargo, luego de dos años nada más sucedió, se impuso la impunidad y es hasta ahora que se abre una ventana de esperanza para la justicia. Pero esto siempre y cuando el gobernador Cuauhtémoc Blanco Bravo apoye efectivamente el cumplimiento, como ha prometido, de la recomendación de la Comisión Nacional de Derechos Humanos que sintetiza: “Se acreditó que personal de la Comisión Estatal de Seguridad incurrió en allanamientos a las casas habitación en que estaban las víctimas”. Secretario de Seguridad Pública de Morelos en el momento de la masacre, Jesús Alberto Capella Ibarra no ha sido requerido por la justicia; se halla refugiado en Quintana Roo, donde repitió el cargo una semana antes de que concluyera la gestión de Graco Ramírez como gobernador de Morelos. Y la pregunta: ¿la persistencia de la impunidad o la cuarta transformación?.. COORDINADOR estatal de Protección Civil, Enrique Clement Gallardo, advirtió que el 30 de este mes hará un operativo en puestos de pirotecnia en la comunidad de Xoxocotla. Como quien dice, les está avisando para que escondan la mercancía. Esto, luego de que la semana anterior explotó un negocio de pirotecnia y artesanías en “Xoxo”… y de que no es la primera vez que ya había ocurrido lo mismo. En septiembre de 2003 lo que se temía sucedió. La tarde-noche del jueves 8 estallaron ocho puestos de pólvora en Xoxocotla, alcanzaron dos viviendas y un vehículo. Por fortuna no hubo muertos, pero si la quemazón sucedió fue porque el gobierno de Sergio Estrada Cajigal soslayó la seguridad de los xoxocotlenses; no pidió a la Zona Militar que clausurara los cuarenta puestos de cohetes que durante años habían estado instalados en el borde de la carretera. Entonces presidente municipal de Puente de Ixtla, Julio Espín Navarrete, Estrada y el jefe de la jurisdicción castrense sabían del peligro que representaban los puestos expendedores de pólvora, pero nadie hizo nada por evitar la explosión. La consecuencia fue que la gente de Xoxocotla se dividió, liderada la mayoría por el delegado Jesús González Machuca que demandó la clausura definitiva de los negocios carreteros de cohetes, cohetones y “palomas”, mientras los dueños exigían la preservación de su fuente de ingresos. Expuestas las razones de ambas partes, el gobierno no reconoció su obligación constitucional de cuidar la seguridad de los más sobre los menos; salió con el cuento de que la gente de Xoxocotla no debía temer una incursión de la Policía Federal Preventiva, cuando eso fue precisamente lo que cientos de hombres y mujeres de la comunidad habían solicitado el día de la explosión, dispuestos a colaborar con los policías para señalarles las casas con cisternas habilitadas como bodegas de pólvora. Pasaron horas urgiéndolos a que entraran al pueblo, excepto las familias dedicadas a la venta de explosivos nadie se opuso, pero a la orden siguió una contraorden desde el Palacio de Gobierno y los federales se limitaron a revisar los puestos, vacíos de mercancía para entonces. La explosión de aquel día en Xoxocotla coincidió con el estallido de un taller de juegos pirotécnicos en el pueblo de Tultepec, estado de México, donde no fue la primera vez que sucedió un “percance” similar pese a que por tradición los artesanos de esa comunidad mexiquense son expertos en el manejo y la elaboración de artefactos a base de pólvora y como tales cuentan con permisos de la Secretaría de la Defensa Nacional. No era así en el caso de Xoxocotla, que además de operar en un marco de clandestinidad evidenció un tráfico constante de explosivos… La tarde del sábado 24 de noviembre de 2018 Xoxocotla editó la desgracia. Los primeros datos del incendio en el tianguis de juegos pirotécnicos reportaron dos personas fallecidas, una niña de entre uno y tres años desaparecida, cuatro adultos con quemaduras y daños materiales. Sucedió alrededor de las 19.00 horas y fue sofocado por lugareños, presentes después los bomberos de Jojutla y Xochitepec que controlaron los vestigios del fuego. Casi en tiempo real, las redes sociales advirtieron: una mujer de 29 años de edad perdió la vida, calcinada dentro de un local de venta de pirotecnia, otra persona falleció y cuatro más resultaron con quemaduras. La alerta se generó alrededor de las 19:00 horas, cuando al 911 se informó que sobre la carretera Alpuyeca-Jojutla se escucharon varias explosiones. El incendio habría sido sofocado por pobladores que reaccionaron con rapidez…(Me leen mañana).

José Manuel Pérez Durán
jmperezduran@hotmail.com

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