Héctor Antonio Herrera Guzmán, “El Cubano”, comandó una de las bandas más peligrosas en la época negra del secuestro que durante el cuatrienio 1994-1998 golpeó a Morelos. Escogía a puros ricos, y protagonizó una de las fugas más audaces que registró la desaparecida “Peni” de Atlacomulco, limpia, sin sangre de por medio, utilizando el escondite de un coche (un “clavo”) que entró y salió para su reparación en el pequeño taller que había dentro del penal. Ocurrió el 15 de septiembre de 1999, en pleno acto oficial de la entrega de boletas de libertad a reos bien portados. Al mismo tiempo que el a la sazón gobernador Jorge Morales Barud presidía la ceremonia en la que era tradición excarcelar anticipadamente a presos con derecho al beneficio de preliberación, Herrera salía de la prisión oculto en un compartimiento exprofeso habilitado entre la cajuela y la parte posterior del asiento trasero de un coche Taurus…
Antes de Parque Ecológico San Miguel Acapantzingo, durante siete décadas era la Penitenciaría de Atlacomulco. En su época fue la cárcel más grande de Morelos, llamada simplemente “La Peni”. El portón daba a la avenida Atlacomulco, alto igual que el muro perimetral que albergaba tanto a culpables como a inocentes. Compartían sueños de felicidad, propósitos de redención y ansias de libertad que algunos consiguieron por la vía corta, huyendo. Guerrerense de origen y dedicado por años al robo a establecimientos comerciales, Pedro Bello Jaramillo alcanzó la libertad hasta en dos ocasiones, evadiéndose. Lo logró mucho antes de que el capo Joaquín “El Chapo” Guzmán se volviera famoso. Durante meses cavó pacientemente desde su celda, apuntalando el “túnel” con tablas de unos treinta centímetros que obtenía subrepticiamente en la carpintería del penal, esparciendo puños de tierra que sacaba de los bolsillos del pantalón mientras daba largas caminatas en el patio. Incluso, ideó un “extractor de aire” usando las aspas de una licuadora con los polos invertidos. Eso se dijo. Contaron que, una vez que terminó el túnel, aprovechó una tarde que llovía a cántaros para escurrirse, arrastrándose panza abajo. Salió por un “boquete” pegado a la barda del lado Este, al cual tuvo la precaución de tapar con una piedra para que no lo vieran los vecinos que pasaban caminando rumbo a las vecindades de la zona, entre otras, la de Los Charros. Fue hasta el pase de lista de la mañana del día siguiente cuando los custodios se dieron cuenta de que Pedro ya no estaba.
Pasados unos meses, la portada del periódico “La Prensa” dio cuenta del asesinato de un ex comandante de la Policía Judicial de Morelos, del que Pedro se vengó por una antigua afrenta. Lo “cazó” llegando a su casa y lo dejó irreconocible, rociándole el rostro con una ráfaga de metralleta. Mas como quien mal anda, mal acaba, Pedro acabó muerto en una ciudad del Bajío, irónicamente aniquilado por un modesto policía de crucero al que se le hizo sospechoso y le ganó el saque de la funda en una calle cualquiera, disparándole antes de que el delincuente profesional alcanzara a reaccionar...
Hoy, comparada con el penal de Atlacholohaya, la “peni” que fue cerrada en el año 2000 se antoja un jardín de niños. Reiterados los datos falsos, las riñas con saldos funestos han sido comunes en el llamado Cereso-Morelos. Fue el caso del intento de fuga de un jueves en marzo de 2020, cuando murieron dos reos y un custodio e inicialmente la autoridad ocultó que dos presos habían logrado huir. Evidentes las incapacidades y presunto el móvil económico por los multimillonarios negocios intramuros que caracterizan a los centros de reclusión, no hubo cambio de funcionarios en el área de readaptación social…
En julio del 2020 el entonces coordinador del Sistema Penitenciario de Morelos, Jorge Israel Ponce de León, ya calculaba una sobrepoblación del 27 por ciento en el penal de Atlacholohaya, con cuatro mil 65 internos e internas. Así que anunció un nuevo centro de reinserción social en un lado de las instalaciones de la Guardia Nacional, pero no dijo para cuándo, y tampoco si el proyecto previa un área de políticos presos para los que ya estaban tras las rejas y los que siguieron cayendo… (Me leen mañana).
