La de los abusos en los estacionamientos de plazas comerciales y tiendas de autoservicio es sólo una de las “broncas” heredadas a la administración municipal que encabeza Antonio Villalobos Adán. Y una que quedará resuelta próximamente… si la codicia de los dueños de estos desplumaderos lo permite. Según se deduce de una declaración del presidente de la Comisión de Hacienda, Programación y Presupuesto del cabildo capitalino, el regidor panista Jesús Martínez Dorantes, dentro de unas cinco semanas los automovilistas empezarán a percibir la solución, luego de que sea publicado el nuevo reglamento de estacionamientos públicos en el periódico oficial “Tierra y Libertad” y se cumpla el plazo de treinta días para que comiencen las dos horas gratis en estacionamientos. Otra cosa será que la voracidad de los propietarios de “chopins” grandes, otros de tamaños medianos y chicos genere eventualmente una andanada de amparos, lo cual produciría el repudio de un gran segmento de la sociedad. Desafortunadamente, ésta es nomás una parte de las “broncas” que heredó el edil Villalobos; el legado de carencias, irregularidades y arbitrariedades es más largo que la cuaresma: Semáforos descompuestos, difícilmente reparables por obsoletos, calculadas docenas que se hallan casi inservibles por agentes de vialidad que llevan años batallando con el tránsito vehicular. Guarniciones destrozadas y banquetas que hace décadas debieron ser reconstruidas en la calle Madero y otras arterias incontables. Yerba seca y basura acumuladas a lo largo y ancho de la ciudad. Limpiaparabrisas, faquires, payasos, vendedores de golosinas, repartidores de “volantes” y mendigos, por supuesto inimputables al ser consecuencia del desempleo galopante. Restaurantes con licencias de funcionamiento irregulares, pues no tienen espacios para los coches de los clientes que se ven obligados a pagar a los vallets parkings para que lleven los vehículos a estacionamientos cercanos o los acomoden en calles cercanas con el riesgo de pérdidas a costa de los propietarios, ya que los establecimientos no se hacen responsables de nada. Restaurantes y/o cafés con mesas en banquetas y más espacios propiedad del municipio, concesionados por contratos viejos o arreglos bajo la mesa. Andadores invadidos por changarros de chucherías y comida rápida en los interiores de otros, el edificio Las Plazas y placitas comerciales, apretujados los peatones, irrespetados los minusválidos y personas de la tercera edad. La Plaza de Armas y el Jardín Juárez en el conjunto del Zócalo más desordenado de capital alguna de la provincia mexicana, tomado por comerciantes semifijos que un día son sacados y al otro regresan, rehén de mafias dirigidas por líderes corruptos, hábitat de ratas de cuatro y de dos patas extendido a todo el centro histórico, desde El Calvario a Las Palmas, la avenida Morelos y el mercado ALM, en éste último ausentes los operativos de envenenamientos de roedores que hasta los ochenta fueron semestrales y luego anuales. Ruteros y taxistas cafres, sobre todo los primeros, tolerados por agentes de a pie y motorizados de tránsito resignados al “no se puede” y receptores de la dádiva “para el chesco”. Motociclistas y patrulleros de vialidad que “muerden” a automovilistas locales y con más a los fuereños, practicantes de la caza a camioneteros foráneos en las entradas de la ciudad para sacar lo suyo y “el entre” que llevan al jefe. Marañas de instalaciones de gas y de electricidad en puestos y locales de comida del ALM y los mercados de Buenavista, la Carolina y Alta Vista, o en tianguis y fondas para peligro del público y pretexto de “mordidas” por parte de inspectores, y en medio de todo esto la inseguridad incesante. Sin que la anarquía sea nueva pero sí acentuada durante la antepasada y la anterior administración municipal, el reordenamiento de la ciudad cayó en la responsabilidad del alcalde Villalobos. Habida cuenta la estrechez presupuestal del Ayuntamiento, las soluciones no se ven fáciles ni rápidas y tampoco totales, necesaria en este marco de pesimismo real la participación a veces renuente de organizaciones vecinales, de empresarios y comerciantes que por protagonismo echan pestes pero rara vez aportan soluciones. ¿Entonces?.. (Me leen mañana).

 

José Manuel Pérez Durán
jmperezduran@hotmail.com

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