Los Agustines, les nombran en el pueblo de San Carlos donde ambos nacieron y a presidentes municipales llegaron, uno de ellos en tres ocasiones. Son el padre y el hijo, Agustín Alonso Mendoza y Agustín Alonso Gutiérrez.

Los Alonso, les llaman en la región de Los Altos. “Y anexas”, añado por asociación de ideas a lo que decían los camiones urbanos del Acapulco de hace un titipuchal de años, cuando el joven Agustín Alonso Mendoza vivía en el puerto dorado y trabajaba como despachador en la gasolinería de la glorieta de La Diana. “Rayado” y asoleado salía de laborar, retacados los bolsillos con las propinas de choferes y automovilistas, entre éstos los chilangos de reventón en fines de semana y artistas extranjeros y mexicanos en el Acapulco seguro que se fue para no volver.

Migrado al entonces Distrito Federal y luego a Cuernavaca, Agustín comenzó desde abajo en el “super” Comercial Mexicana, trabajando duro, escalando los peldaños de la escalera del esfuerzo. Luego regresó a San Carlos, donde su padre Gerardo Alonso Maya era un ejidatario llegado hacía años de Hueyapan, unido en matrimonio con la joven Eva Mendoza Ramírez, originaria de Jaral del Progreso (Guanajuato).

El Agustín del que escribo y a quien conozco hace treinta y tantos años, traía el gusanito de la política. En los ochenta que ya era el ayudante municipal de San Carlos, cierto día se plantó en jarras ante el autobús del gobernador Lauro Ortega Martínez, abajo de los arcos del acueducto de la ex hacienda, obstruyendo el paso al convoy del viejo político que le preguntó al ayudante que le quedó más cerca: “¿Qué pasa?”. Sucedía que en ese punto los accidentes de tránsito eran frecuentes, así los sancarlenses exigían que el gobierno pusiera “topes” para evitarlos y fue entonces que los pusieron.

En 1994, Agustín contendió en la elección de presidente municipal de Yautepec por el PRI, el partido mayoritario. Perdió por solamente tres votos, una diferencia que por apretada era defendible, cuando no sospechosa, pero que soslayó el partido oficial del entonces gobernador Jorge Carrillo Olea.

Como el que persevera, alcanza, Agustín terqueó, y nueve años más tarde que volvió a jugar por la alcaldía esa vez ganó. No había reelección, y de haberla habido probablemente la habría obtenido. Tres años después contendió y volvió a ganar. Y aquí un dato que muchos ignoran: a poco de ser por segunda ocasión presidente municipal de Yautepec, Agustín enfrentó una lucha riesgosa, complicada, con peligro de muerte como suele ser la pelea contra el cáncer al que venció gracias a Dios, a la ciencia médica y a su entereza.

Al ser por muchas cosas una rara avis en la historia de la política de esta parte de México, el 15 de marzo del año pasado Alonso Mendoza se registró ante la autoridad electoral como candidato a alcalde de Yautepec por la coalición de los partidos Movimiento de Regeneración Nacional, Encuentros Social y Nueva Alianza. Anticipé en esos días: triunfará seguramente, y en efecto ganó la elección. Sin embargo, antes debió superar otro problema: en abril lo atacó el Covid-19, se vio grave pero por fortuna sanó. Tres meses más tarde, el cólera virus le pegó a su hijo, el hoy diputado Agustín Alonso Gutiérrez, quien por fortuna también superó la enfermedad. A partir del domingo pasado Agustín Alonso Mendoza está registrado en la historia política del estado de Morelos como el ciudadano que ha sido tres veces presidente municipal de la misma localidad. No hay otro en municipio alguno de nuestra entidad que posea este récord… (Me leen mañana)

Por: José Manuel Pérez Durán

jmperezduran@hotmail.com 

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