Es sabido que en Colombia y en otros países de Centro y Sudamérica hace años que está prohibido que dos personas viajen en motocicleta. Aplicar esta medida en Morelos sería algo novedoso e incluso polémico, pero sobre todo útil. Infortunadamente, los diputados se han tardado demasiado. En mayo, el secretario de gobierno, Pablo Ojeda, adelantó que el Poder Ejecutivo elaboraba una iniciativa de ley que “en breve será presentada”. Seguro de lo que decía, echó de su ronco pecho: “se aprovecharán las mejores prácticas internacionales y experiencias de otros países”. En Medellín, la tierra del capo del narcotráfico Pablo Escobar Gaviria, por décadas las motocicletas han sido una herramienta mortal utilizadas por sicarios para acercarse a sus víctimas. Se desplazan en parejas, el conductor y el matón se ponen a un lado de su objetivo, el sicario le dispara y se alejan rápidamente. Las autoridades colombianas han intentado contener los asesinatos en motocicletas, exigiendo que los motociclistas usen chalecos reflejantes y cascos donde muestren los números de sus placas. Hasta hoy tienen vigencia datos duros como éstos: Durante los primeros diez meses del 2012, Medellín registró 176 asesinatos en motocicletas, lo que representó el 15% de todos los homicidios, de acuerdo a una declaración de Eduardo Rojas León, secretario de Seguridad de esa ciudad. En la misma época, para disminuir la cantidad de crímenes en los cuales se usaron motocicletas el alcalde de Medellín, Aníbal Gaviria Correa, firmó una ley piloto que prohibió que, incluidos los niños varones, los hombres viajen en motocicletas como pasajeros entre las 8 a.m. y las 10 p.m. Hoy día, la frase que dijo León ¿aplica a Cuernavaca?: “Aquí siempre tenemos presente que una motocicleta con un pasajero varón es sinónimo de sicarios y peligro”. Tres años después, en agosto de 2015 se publicó que, de acuerdo a informes gubernamentales, desde el año 2012 habían sido asesinados mil quinientos guatemaltecos por criminales que se movilizaron en motocicletas. La cifra puso de relieve el amplio uso en Latinoamérica de una táctica de asesinato que se popularizó en Colombia durante la era de Escobar y el cartel de Medellín. Mientras, meses atrás aquí el secretario técnico de la Comisión Estatal de Seguridad (CES), Mario Isaac Vargas Santomé, señaló que de diciembre a abril de 2019 la CES había revisado 80 mil motocicletas, (porque) en la mesa interinstitucional de coordinación para la paz y la seguridad se observaba que prevalecía el uso de este tipo de vehículo para cometer ilícitos. En tanto estadísticas oficiales establecían que en el rubro de homicidios dolosos por cada 100 mil habitantes Morelos se hallaba en el quinto lugar, pasado un semestre la situación no ha cambiado mucho. Realizadas entre diciembre y abril más de 80 mil inspecciones a motociclistas, se comprobó que un gran porcentaje de los homicidios dolosos que se cometen en Morelos es con el mismo modus operandi: dos motociclistas que llegan, uno que se baja y otro que ejecuta. Presidida por diputados, en la Mesa de Coordinación Estatal para la Construcción de la Paz proscribieron los permisos provisionales para conducir vehículos automotores. Eso ocurrió en junio, supuesta desde entonces la prohibición de que los motociclistas circulen con permisos, sólo si portan placas, todos, absolutamente todos. Pero cuando una cosa son las buenas intenciones y otra la realidad, esta nota de ayer sobre que la Comisión Estatal de Seguridad (CES) espera que pronto el Congreso analice la propuesta legislativa para endurecer la regulación sobre el uso y circulación de motocicletas. Según una declaración del titular de la CES, José Antonio Ortiz Guarneros, uno, el uso de cascos será obligatorio; ¿no lo es ya? Dos, quedará prohibido circular con permisos; ¿no lo está ya? Y tres, será obligada la visibilidad de las placas; ¿con caracteres y focos más grandes para que se vean desde lejos y de paso haga negocio algún influyente vendiendo las placas nuevas? Por bunas intenciones no paran. La CES o el Ejecutivo han solicitado al Congreso la estipulación del uso obligado del casco, que las placas sean visibles a las personas y a los arcos lectores y que por ley los motociclistas no circulen con placas de otros estrados, esto último imposible por el derecho constitucional al libre tránsito de las personas. ¡Puf!.. (Me leen mañana).

 

José Manuel Pérez Durán
jmperezduran@hotmail.com 

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