Es típico que a los políticos en ascenso de pronto les salgan amigos a granel. Le pasa por estos días al virtual alcalde electo de Cuernavaca, José Luis Urióstegui Salgado. Lo buscan hasta el extremo del acoso sujetos que hace poco lo ignoraban, que es público y notorio que apostaron a otros aspirantes pero ya se les “olvidó”. Es felicitado en Facebook por políticos desempleados y empresarios quebrados que presumen que “siempre estuvieron con él”, que se quieren “acomodar”, que ambicionan “chambas” o contratos de obra en la administración de Urióstegui. Por supuesto prometen “no darse por mal servidos”, ofrecen “moches”, sufren ataques de amnesia y no son pocos los que ya “olvidaron” que ellos mismos pretendieron la candidatura que recayó en la persona del morelense con sangre guerrerense, Urióstegui. Cínicos o cándidos –escoja el lector–, creen que ya fueron “olvidados” sus antecedentes de haber “hueseado” en otras administraciones municipales, estatales y federales, o militado en partidos distintos al que postuló al futuro presidente municipal de la capital de Morelos, el PAN, del que formalmente no es miembro José Luis como en otros procesos electorales tampoco lo fue del PRD ni de Morena. Todo ello lleva a una historia y a un comentario.

Otras y las colonias La Joya e Independencia nacieron cincuenta y tantos años atrás por medio de invasiones de familias pobres de ascendencia guerrerense así como morelenses nativos lideradas por el desaparecido José Luis Urióstegui Román, “Don Pepe”, como era conocido el papá del ahora futuro alcalde. Descendiente del clan de los Urióstegui, de la meritita tierra caliente de Guerrero, afamado el apellido porque a mediados y más acá de los cincuenta gustaban de jalar el gatillo, otro de los Urióstegui fue tío (¿o primo?) de José Luis: Salomón Salgado Urióstegui. El mismo que en febrero de 2001 cobró fama nacional cuando metió en una “bronca” política al PAN y a Vicente Fox Quesada, quien en ese momento era el presidente de México. Salomón declaró que en esta la tierra de Emiliano Zapata había francotiradores esperando al subcomandante Marcos y su comitiva para darles la “bienvenida”. Era diputado por el PAN y su declaración asustó a la mojigatería panista, así que fue expulsado del partido blanquiazul. Auto declarado diputado independiente, apareció en la escena nacional en el contexto del anuncio del debate entre el “sup” Marcos y el juez español Baltasar Garzón, quien también disfrutaba sus días de fama. Confirmó su reto al líder del EZLN, de batirse a tiros, y ratificó sus calificativos de que Marcos “sólo es un correcaminos encapuchado, traidor y maricón”. Expulsado de Acción Nacional so pretexto de enrarecer el clima socio político contra el EZLN, y fustigada por medios conservadores su postura hacia el movimiento zapatista durante la caravana de “los subversivos”, el polémico Salomón invitó en una carta al mediático del pasamontañas “a dejarse de palabrerías y aceptar el duelo”. Urgió a Marcos a dar respuesta a su desafío, antes de que concluyera su periodo como legislador “porque me quedaría con ganas de chingármelo (y) además Morelos está más cerca que el país Ibérico”. Le exhortó a dejar de “buscar pleitos en el extranjero” y enfrentarse con él de “máscara a cara” y “como hombrecitos”. Pero todavía fue más lejos. Espetó: “Si no me responde, entonces se verá como un marica; mi objetivo es claro, lo voy a chingar sea como sea, no le voy a permitir más burlas como el presidente Vicente Fox que se ha dejado de ese encapuchado”. Así era Salomón. ¿Así son todos los Urióstegui?.. (Me leen después).

Por José Manuel Pérez Durán / jmperezduran@hotmail.com

Las opiniones vertidas en este espacio son exclusiva responsabilidad del autor y no representan, necesariamente, la política editorial de Grupo Diario de Morelos.

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