Adolfo Deguer Kado fue un cuernavacense emblemático, un empresario exitoso que tuvo por pasión los automóviles y amó a Cuernavaca apasionadamente.

La vida le dio de sobra, y tanto le dio que al final se lo cobró.

Sus últimos años la pasó mal, y hallándose en estado de indefensión física y mental, sufrió abusos despiadados, difíciles de imaginar.

Examinado por un siquiatra, el diagnóstico fue tristemente inequívoco: Halzheimer avanzado.

Fue el doctor Alfonso Luis Escamilla Berrones quien le realizó una valoración clínica, el 12 de septiembre de 2018 en su consultorio de la privada Zempoala número 81 de la colonia Vista Hermosa.

El examen fue realizado por una orden judicial, en presencia del juez, la secretaria de acuerdos, el agente del Ministerio Público adscrito y otros médicos.

Escamilla es una autoridad en el campo de la siquiatría, egresado de la Facultad de Medicina de la UNAM con estudios de especialidad de psiquiatría general en la Universidad del Ejército y Fuerza Real, Hospital Militar y doctorado en la misma área registrado en la Dirección General de Profesiones.

Tras examinar al paciente, dictaminó las que llamó “manifestaciones características” del señor Deguer, entre otras: el señor Deguer tiene 81 años, refiere que estudió hasta la preparatoria y se ha dedicado al negocio de autos y bienes raíces...

Sobre el resultado del estudio, el siquiatra hizo estas y otras precisiones del paciente: no sabe la fecha, está desorientado en lugar, menciona que está en su casa y que él vive ahí hace tres meses cuando en la realidad lleva viviendo ahí cuatro años.

Dice su nombre, pero no sabe decir su edad.

(Aquí, el siquiatra encomilla las contestaciones: “Ya ni sé, no me acuerdo, no tengo nada en la cabeza, me estoy volviendo loco”).

Tampoco sabe su fecha de nacimiento, no sabe cuántos hijos tiene, menciona que tiene dos hijas, en otros momentos se refiere a sus dos hijos (cuando tiene dos hijas y dos hijos).

No puede resolver semejanzas ni cuentas numéricas simples, su memoria actual está alterada.

Su pensamiento presenta errores, no tiene capacidad de abstracción, no entiende el significado de la palabra nacionalidad.

Su afecto se aprecia deprimido y angustiado, la velocidad y volumen de su lenguaje es adecuado pero es poco coherente e incongruente en sus respuestas a las preguntas que se le formulan.

En la aplicación del test de la carátula del reloj no pudo colocar las manecillas ni los números...

La conclusión del siquiatra fue: el señor Adolfo Deguer presenta demencia tipo alzheimer que lo limita absolutamente en su toma de decisiones; es una persona incapaz para saber y entender.

Tiene 81 años y por lo mismo también presenta cambios estructurales en su cerebro y disminución de sus capacidades físicas y de movimiento que lo hacen ser dependiente físicamente de sus cuidadores… Y subraya: el señor ADK es incapaz de tomar decisiones y de firmar documentos legales… Encontrándose vulnerable física y mentalmente, de su lote de coches de la glorieta de Las Palmas un día desaparecieron doce automóviles como por arte de magia, y otro día una cuenta de catorce millones de pesos que el empresario tenía en Banamex, fue cambiada al CI Banco y de éste al Chase Manhattan Bank de Nueva York, pero ya no a su nombre sino de otra persona.

En esta historia hay una víctima y una presunta villana que no maniobra sola, sino acompañada de vivales con disfraz de profesionistas “decentes”.

Coordinador de obras en el gobierno 1982-88 de Lauro Ortega, el personaje de esta historia dirigió la construcción de la avenida Teopanzolco.

Ponerle el nombre Adolfo Deguer Kado a esta vialidad sería el homenaje merecido que Cuernavaca no le rindió en vida… (Me leen después).

Por: José Manuel Pérez Durán / jmperezduran@hotmail.com

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