Sobre la configuración y características de la Bandera Nacional, la leyenda –como toda versión apócrifa difícil de confirmar, pero que nutre el gusto por la Historia– dice que Agustín de Iturbide, al estar en la campaña contra el general Vicente Guerrero en las calurosas tierras de la Costa Grande, le invitaron a comer sandía. Los colores de la fruta inspiraron a tomarlos como parte de la insignia que andaba buscando pues, político y militar como era y viendo que la corona española llevaba las de perder en la Nueva España, Iturbide ya traía bajo el brazo el Plan de Iguala, para unificar a realistas e independentistas.
Después del famoso abrazo de Acatempan entre los generales Vicente Ramón Guerrero Saldaña (1782-1831) y Agustín Cosme Damián de Iturbide y Arámburu (1783-1824), y también posterior a la confección de la bandera trigarante (24 de febrero de 1821), hasta donde se pudo investigar no hay referencia o crónica del paso del Ejército Trigarante por Cuernavaca. Tuvo que haberlo hecho por el camino real de Acapulco a la Ciudad de México, como era habitual en esa época para las recuas de arrieros, comerciantes y viajeros, pero no hay, insistimos, un dato fidedigno que consigne así el trayecto de las huestes trigarantes.
En cambio, hallamos una circunstancia que es considerada por el historiador Jaime del Arenal Fenochio, quien en el capítulo “La consumación de la independencia y nacimiento del imperio mexicano” del libro “Gran Historia de México ilustrada” señala que una de las primeras acciones de Guerrero e Iturbide fue convencer a los oficiales realistas renuentes a aceptar la capitulación del ejército colonial, como también sofocar las asonadas en diversos puntos cercanos a la capital de la flamante ex Nueva España. Una de esas escaramuzas fue la derrota de un regimiento realista parapetado en la hacienda de La Huerta, cerca de Toluca, a donde se trasladó Iturbide con el grueso del ejército trigarante. De haber sido esta la escala, dicho bando debió salir de Iguala a Buena Vista de Cuéllar, a Amacuzac, tomar rumbo a Tenancingo vía Tetecala o Miacatlán y Palpan y de ahí a las inmediaciones de Toluca, por lo cual se explicaría que no haya mención en crónicas e historias sobre si el recién estrenado ejército de las tres garantías pasó por Morelos, que entonces era parte de la provincia de México.
Vale recordar en este punto que inicialmente las tres garantías y sus colores correspondientes fueron: blanco, religión, que es la fe a la iglesia católica; rojo, unión entre europeos y americanos, y verde, independencia de España. Cuatro décadas después, el significado de los tres colores fue cambiado debido a la secularización del país, dirigida por liberales positivistas como Melchor Ocampo, Ignacio Comonfort y Miguel Lerdo de Tejada, encabezada por el presidente Benito Juárez García. El significado atribuido en esa época fue: verde, esperanza; blanco, unidad, y rojo, la sangre de los héroes nacionales.
Una de esas escaramuzas fue la derrota de un regimiento realista parapetado en la hacienda de La Huerta, cerca de Toluca, a donde se trasladó Iturbide con el grueso del ejército trigarante. De haber sido esta la escala, dicho bando debió salir de Iguala a Buena Vista de Cuéllar, a Amacuzac, tomar rumbo a Tenancingo vía Tetecala o Miacatlán y Palpan y de ahí a las inmediaciones de Toluca, por lo cual se explicaría que no haya mención en crónicas e historias sobre si el recién estrenado ejército de las tres garantías pasó por Morelos, que entonces era parte de la provincia de México.
Una anécdota gastronómica dice que el platillo de los chiles en nogada fue creado en Puebla por monjas clarisas del convento de Santa Mónica, como un homenaje a Agustín de Iturbide cuando volvía de firmar el Tratado de Córdoba –21 de agosto de 1821– en aquella ciudad veracruzana, con el cual el gobierno español “casi” aceptó la independencia, pues la segunda garantía de “unidad de europeos y americanos” aún estaba muy lejos de materializarse. (Me leen mañana).
Las opiniones vertidas en este espacio son exclusiva responsabilidad del autor y no representan, necesariamente, la política editorial de Grupo Diario de Morelos.
