Cuando el columnista iba a la “secun” –el Instituto de Ciencias de Zacatecas, abuelo de la Universidad Autónoma del estado minero– el maestro de español, un septuagenario calvo que se simulaba malhumorado pero por lo regular nos transmitía comentarios interesantes, decía que existen lecturas obligadas y entre ellas El Quijote. Bueno, valga la inmodestia de la analogía para que el columnista reedite un tema obligado, éste: En los pasillos de la política oteaban la inminente aparición de un periódico nuevo. La “pista” éramos los reporteros y fotógrafos que desde días atrás éramos vistos recorriendo calles y oficinas de dependencias oficiales. El número cero nos salió regular, de consumo interno, para reconfirmar los protocolos de envíos del material al taller del Diario de México, el horario del cierre de edición y pulir detalles. Nos preguntaban: “¿De qué periódico son?”. Hacía dos semanas que estábamos trabajando en la quinta de la venida Morelos Sur, abajito de la calle Tabasco, habilitadas el área de la redacción, el privado de la dirección local, el laboratorio de fotografía y los departamentos de dibujo, circulación y publicidad en la sala y las recámaras de la casa veraniega con estacionamiento para seis vehículos, alberca y al fondo el jardín habitado por árboles frutales. (Hoy, es una gasolinería). Las reuniones de trabajo se repetían en la oficina de nuestro director general, don Federico Bracamontes Gálvez, que lo era también del Diario de México y el Diario de Nezahualcóyotl, en Chimalpopoca 38 de la colonia Obrera. Ascendíamos un piso por la escalinata observando fotografías históricas, como una del licenciado Bracamontes en el muro de China en una gira del presidente Luis Echeverría. Íbamos y veníamos el director local Jorge Mejía Lara, el jefe de redacción Efraín Pacheco Cedillo, el subdirector Pepe Solís y el columnista. Coincidente la fecha con el aniversario 110 de la creación del estado de Morelos, el número uno de nuestro periódico salió a la luz el 17 de abril de 1978. Con más páginas y gráficas que los periódicos de hasta entonces impresos en prensa plana, sorprendió el titular de la nota de ocho columnas en letras mayúsculas y grandes, de 15 cuadratines (“Contaminación alarmante”), firmada por el columnista al igual que la “cachucha”, la de cuatro columnas y el Atril. Don Federico no regateó la felicitación: “Nos salió bien”, dijo satisfecho, sonrió y en seguida se puso serio: “Pero nos tienen que salir bien todos los demás. Y acuérdense siempre de nuestro lema: al servicio de la comunidad”. El gobernador era Armando León Bejarano Valadez, quien a la edad de cien fallecería el 6 de julio de 2016, y el alcalde de Cuernavaca, Porfirio Flores Ayala, hallado muerto el 31 de diciembre de 2011 en su casa, asesinado, se dijo, por su jardinero que fue detenido y meses después absuelto. Recalé en el oficio reporteril luego de ejercer el de linotipista en el Avance de Morelos (esquina de Juárez y Las Casas, una cuadra arriba de la desaparecida Arena Isabel); tres años más tarde, en los talleres de Litoofset Sánchez, donde tecleábamos la tipografía de la revista Siempre!, del maestro José Pagés; luego en la imprenta América, de los hermanos Evaristo y Fructuoso Quinto, y el taller del Diario Matutino de Cuernavaca, de Paco Medina. En marzo de 1978 que ya redactaba el Atril para el diario El Cotidiano, me invitaron a fundar esta casa editorial. A don Federico lo recordaba desde los sesenta como el director del Diario de México al que, entonces adolescente, leía con fruición. Morado el “cabezal”, en sus páginas hallaba la ironía de Renato Leduc y los textos oportunos de otros periodistas que a la vez escribían para Siempre! De la redacción fundadora sobrevivimos Lucio Lara Juárez y el atrilero. Tristemente otros compañeros se nos adelantaron en el viaje sin retorno: Jorge Ortiz Lagunas, Alejandro Campos, Óscar Ceballos Fernández, Panchito Arana, Rafael Lizardi, José Luis Rojas Meraz, Jorge Mejía Lara, Jorge Reynoso Mangino. Don Federico se nos fue en junio de 2008, pero sólo físicamente, evocada su figura por lectores fundadores de aquel Diario de Morelos que del blanco y negro pasó a la impresión a color, y luego de El Extra, que junto con el hermano mayor, el Diario de México dirigido por Federico Bracamontes Baz, así como las radioemisoras La Comadre en Cuautla y La 99 en Cuernavaca conforman hoy día la empresa de comunicación número uno en esta entidad: el Grupo Braca bajo la presidencia de Miguel Bracamontes Baz… Reciclar cada año este comentario parece cosa de mero trámite, pero habría que estar aquí para desgranar uno por uno cuarenta y un años: si Pitágoras no era mentiroso, 14 mil 965 días… (Me leen después).

Atril
José Manuel Pérez Durán
jmperezduran@hotmail.com 

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