Sucedió dos horas antes del amanecer. A las ocho de la mañana la nota de la balacera de Xochitepec ya estaba en la Internet. Preocupó la violencia del crimen organizado que por esos días tiñó de rojo a Durango, Chihuahua, Sinaloa y Tamaulipas, donde la inseguridad desplomó la actividad económica al punto de que la gente se impuso un toque de queda y los restaurantes, hoteles y centros nocturnos lucieron desolados. Aquí, el tiroteo de diez minutos con saldo de cuatro hombres acribillados en pleno zócalo de Xochitepec rasgó la tranquilidad de un pueblo tradicionalmente tranquilo, y la asociación de ideas trajo el recuento de eventos igualmente ominosos en varias latitudes del territorio morelense. Dos policías federales asesinados por presuntos narcotraficantes en las balaceras de Xoxocotla y Tequesquitengo, dos “afis” ultimados en Palmira, dos civiles ejecutados en Yautepec, tres presuntos sicarios y un excandidato a alcalde muertos en Ciudad Ayala, tres agentes federales “levantados” en el norte de Cuernavaca, y ahí mismo el “levantón” de cuatro jóvenes en un operativo tumultuoso de policías de la Federal Preventiva exprofeso llegados de la Ciudad de México.
Para evitar que Morelos se sinaloise algo verdaderamente efectivo debería haber hecho la autoridad, algo más que declaraciones recurrentes: “El poder del estado mexicano es mayor que el de la delincuencia organizada, por lo que, sin duda, acabaremos ganando esta guerra al hampa”, dijo en Yautepec el procurador general de la República, Fernando Medina Mora, y pocas horas más tarde cuatro individuos fueron asesinados en Xochitepec…
Agosto de 2008. En medios políticos, policíacos y periodísticos es recreado el caso Montiel, sentenciados éste y quien fuera su mano derecha, Raúl Cortés Galindo, a treinta y tres y veintitrés años de prisión, respectivamente, por el Juzgado Segundo de Distrito en Materia de Procesos Penales Federales con sede en el estado de México… Octubre de 2008. La noche del 23 son ejecutados en las proximidades de Plaza Galerías el subprocurador de justicia especializada en delincuencia organizada, Andrés Dimitriades, y sus escoltas Mario Ovalle y Jaime Guzmán, a poco de haber salido de la Base Zapata. Mayo de 2009. La noche del 15 es aprehendido el secretario de Seguridad Pública de Cuernavaca, Francisco Sánchez González, corre la misma suerte del titular de la misma área del Gobierno Estatal, Luis Ángel Cabeza de Vaca, acusados por la PGR de brindar protección al cártel de Beltrán Leyva. Julio. Por una petición de la Diócesis de Cuernavaca a la Procuraduría General de Justicia, es manejada con hermetismo la desaparición del sacerdote de la colonia Antonio Barona, Martín Juárez Reyes. Iniciando apenas la investigación, resulta apresurado relacionarlo con un “levantón” del narcotráfico, aunque llama la atención que las indagatorias son conducidas por la Subprocuraduría Especializada en Delincuencia Organizada. Lo poco que trasciende a medios de comunicación tiene carácter extraoficial, pero permite reconstruir una parte de la historia. Si bien el obispo Florencio Olvera Ochoa admite la desaparición del cura, a quien dice haber visto por última vez en la misa que él mismo ofició el 16 de junio en la parroquia Santiago Apóstol de Jiutepec, se sabe que ese día y en el mismo lugar Martín Juárez se trasladó a Cuautla, acompañado de otro sacerdote que atiende un templo de Jiutepec. Convivieron con una o dos mujeres en el restaurante “Mi Tierra”, inaugurado hace cosa de tres meses en la avenida Reforma de Cuautla. Comieron y probablemente bebieron, amenizado el ambiente por las canciones de Emiliano. Horas después se retiraron. Cuatro días más tarde Martín Juárez regresa al restaurante, pero aparentemente esta vez acompañado de una dama y ya sin la presencia del otro sacerdote. No ha vuelto a ser visto. Septiembre. Periódicos locales y de circulación nacional publican la noticia sobre la ejecución de Mario Pineda Villa, “El MP”, citándolo como presunto operador de los hermanos Beltrán Leyva y cateada dieciséis meses atrás por la Policía Federal Preventiva la casa que habitaba en la avenida Reforma. Diciembre. Elementos de la Marina Armada irrumpen en la narcoposada del fraccionamiento Limoneros, matan a una civil, pero se les escapa Arturo Beltrán, “El Jefe de Jefes”, quien días más tarde es ultimado en las torres Atitude...
Abril de 2010. Trascienden el toque de queda impuesto por el narcoimail, y la presencia del gabinete de seguridad nacional en el bunker de Zumiya. La sesión extraordinaria del Consejo de Seguridad Pública es enmarcada por la balacera de San Gabriel las Palmas, con el reporte oficial de la Secretaría de Seguridad Pública Federal: quince sicarios detenidos del grupo de Edgar Valdez Villareal, “La Barbie”, y la protesta del alcalde de Amacuzac, el petitsa Alfonso Miranda Gallegos, sobre que soldados y policías lesionaron a doce lugareños… (Me leen el lunes).
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