En Morelos hay dos estatuas del héroe epónimo de nuestra entidad. De tamaños más o menos grandes, una ecuestre se halla en la entrada poniente de Cuautla, y parada la otra, popularmente llamada “el Morelotes”, está en la plaza que lleva su nombre en un costado del Palacio de Cortés, semioculta por el tianguis de artículos de plata que la mantiene irónicamente sitiada. Pero hace nueve años teníamos tres, incluida la estatua que se localizaba en los límites de Morelos y el entonces Distrito Federal, hasta que en diciembre de 2012 manos criminales decapitaron el caballo de bronce del generalísimo Morelos, en la pequeña explanada del lado Este de la autopista Cuernavaca-CDMX. Le amputaron las patas, cortaron la base y se llevaron la pedacería de metal para venderla. Entonces gobernador, Graco Ramírez mencionó que la reparación tardaría dos años, pero hasta el día de hoy sigue olvidada por el gobierno. Una falta de respeto que es imposible pueda suceder, por ejemplo, en Michoacán, orgullosa la sociedad purépecha de la vida y obra de su paisano José María Morelos y Pavón cuya estatua es un monumento de 40 metros de altura que está en la isla de Janitzio, de Pátzcuaro, en el municipio de este nombre. La idea de construir una estatua monumental fue de Lázaro Cárdenas del Río, siendo gobernador de Michoacán en 1928-1932. Buscaron un sitio adecuado para edificar una obra conmemorativa de los festejos de la Independencia de México. De inicio la estatua se levantaría en las inmediaciones de la comunidad de San Jerónimo Purenchécuaro, municipio de Quiroga, pero en una visita del “Tata” Cárdenas a la isla de Janitzio se decidió que se construyera en este lugar. La estatua está en una elevación natural de origen volcánico ubicada sobre una explanada que sirve de plaza y representa la figura erguida de José María Morelos y Pavón mirando a lo alto, el brazo derecho levantado con la mano empuñada en señal de triunfo y la izquierda sosteniendo una espada a manera de apoyo. En el interior hay escaleras que suben en forma de espiral hasta el mirador que sale sobre el hombro de la estatua. En la cabeza hay una sala que sirve de cubículo donde antiguamente resguardaban objetos de Morelos. En la mano empuñada existe otro mirador de menor espacio que brinda una perspectiva panorámica a los cuatro puntos cardinales del lago de Pátzcuaro… En 1953, el presidente Adolfo Ruiz Cortines donó al gobierno de Morelos un predio en el kilómetro 46.9 de la autopista México-Cuernavaca, donde fue colocado el monumento de piedra dedicado al héroe libertador José María Morelos y Pavón. La obra fue inaugurada un año después, en septiembre de 1954 por el entonces presidente de la República, Adolfo Ruiz Cortines, y el gobernador del estado, Rodolfo López de Nava. Posteriormente fue demolida, y en 1986 sustituida por la escultura ecuestre realizada en bronce por los artistas Ernesto Tamariz, Artemio Silva y Eduardo Tamariz. Fue develada por el presidente Miguel de la Madrid, y es la misma que en diciembre de 2012 fue mutilada por vándalos ignorantes de los sentimientos morelense hasta ahora impunes. Soslayada la historia del estado epónimo del Generalísimo por el desdén de funcionarios de orígenes foráneos, pasada casi una década del acto sicariato que borró del panorama la estatua en la autopista, para poder reponerla con otra igual o parecida habría que pedírselo al presidente Andrés Manuel López Obrador. Sólo a él, para otros no es tema. Y si no en la autopista, entonces en la casa que fuera de Cárdenas, la quinta Palmira en la avenida del mismo nombre a donde algún día vendrá AMLO a inaugurar las obras que realiza la Sedatu… (Me leen después).

Por: José Manuel Pérez Durán jmperezduran@hotmail.com 

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