Según la última actualización epidemiológica de la Organización Panamericana de la Salud, (OPS) sobre dengue, el año pasado se notificaron 560.586 casos de dengue en las Américas, incluidas 3.535 casos de dengue grave y 336 defunciones. En tanto, en las primeras seis semanas del 2019 las notificaciones ya llegan casi a 100.000, incluidos 632 casos de dengue grave y 28 defunciones.
Es por ello que la OPS insta a países de América Latina y el Caribe a prepararse para enfrentar posibles brotes de una epidemia, a fin de dar respuesta oportuna a la situación que pueda presentarse por los brotes de la enfermedad. El dengue es endémico en la región y desde su reintroducción en la década de 1980 ha causado brotes y epidemias de manera cíclica cada tres a cinco años.
“El dengue es la infección viral transmitida por mosquitos de mayor propagación en las Américas y su complejidad ha ido aumentando con los años debido a varios factores, como el crecimiento urbano no planificado, problemas de agua y saneamiento, el cambio climático y ambiental y la circulación simultánea en algunos países de los cuatro tipos del dengue, que aumenta el riesgo de que se presenten casos graves y ocurran brotes”, explicó Marcos Espinal, Director del Departamento de Enfermedades Transmisibles y Determinantes Ambientales de la Salud de la OPS.
Las principales recomendaciones de la OPS se centran en que los países intensifiquen la vigilancia de la enfermedad, así como las medidas de control de vectores para reducir la población de mosquitos que pueden transmitir. Hoy por hoy, el único método para controlar o prevenir la transmisión del virus consiste en luchar contra el aedes aegypti, el principal mosquito vector.
En 2010, se produjo la primera epidemia de dengue que superó el millón de casos en la región, y tres años después, en 2013, se presentó la primera epidemia con más de dos millones de casos. A inicios de 2019 se observa un aumento de casos comparado con el mismo período de 2018.