La ciudad de Cuernavaca presenta una gran problemática para contar con una infraestructura vial eficiente, debido a su peculiar geografía, que ubica a la mayoría de su zona urbana en lomas flanqueadas por barrancas, lo que obliga a grandes recorridos por vialidades sinuosas para enlazar la ciudad de oriente a poniente.
Esta problemática se ha incrementado con el paso de los años y el crecimiento de la población y de manera automática de su zona urbana, la cual se une con los municipios vecinos, creando la conurbación y su posterior metropolización.
Un elemento vial importante que atraviesa la zona urbana de Cuernavaca y que no había sido aprovechado, es la Autopista México – Acapulco, mejor conocida como el libramiento de Cuernavaca; vialidad diseñada para un tránsito de largo itinerario, alta velocidad y accesos controlados, que se vio modificada por el alto tránsito de vehículos locales.
El crecimiento de la población y de los vehículos automotores, provocó la urgente necesidad de generar una vialidad más eficiente que cumpliera con los dos usos que se requieren en la zona: Combinar una vialidad de largo itinerario con una vialidad urbana; situación un tanto difícil de integrar, que las autoridades de la anterior administración tanto federal como estatal, solventaron, con la construcción de una vialidad de cinco carriles por sentido, confinando con barreras de concreto una vía rápida de largo itinerario en dos carriles centrales, y los restantes tres carriles externos funcionando como vialidad urbana.
El derecho de vía de la carretera federal del libramiento de Cuernavaca, no fue suficiente para logra una vialidad de cinco carriles por sentido, provocando que los tres carriles laterales contaran con especificaciones urbanas y un tránsito de vehículos de largo itinerario; situación que se demostró con el alto índice de accidentes generados por alcance o por el insuficiente espacio lateral que se tiene.
La falta de señalización en los entronques a los carriles confinados, provocaron disgusto de la población local, al realizar recorridos de inicio a fin de los 14 kilómetros del tramo, y esa misma falta de señalamientos provocó que vehículos de largo itinerario invadieran los carriles de uso urbano con su alta velocidad.
El tramo carretero desde su inicio presento debilidades que una vialidad de estas características no debería tener para lograr el uso eficiente que se espera de ella: en primer lugar una falta de espacio suficiente como derecho de vía, el cambio de tres a dos carriles en las zonas de acceso a la ciudad, existentes con anterioridad, el uso indiscriminado de vehículos pesados de largo itinerario en los carriles que deberían ser para uso local con vehículos ligeros, la falta de espacio para la atención de carros con problemas mecánicos y para la ubicación de una señalética adecuada, problemas por la falta de calidad de las obra complementarias, o inexistencia de ellas, provocando dos muertes que todos lamentamos.  
No obstante lo anterior, se agradece el esfuerzo realizado, por lograr un mejor y más fluido tránsito vehicular por la Ciudad de Cuernavaca; sin embargo, análisis técnicos de aforos existentes y futuros, contra características físicas de la vialidad denominada Paso Exprés Tlahuica, y de su capacidad de velocidad permitida, nos dan como conclusión que si se conservan los carriles centrales confinados para el largo itinerario, los carriles laterales o urbanos, serán insuficientes en menos de cinco años, ya que una vialidad urbana está destinada a contar con tránsito de transporte público y a la apertura de acceso a la zona urbana, que permita un desahogo del tránsito de la ciudad y una mejor comunicación.
Lo que se señala nos lleva a la conclusión que nunca existió un proyecto integral de la vialidad construida, solo se buscó dar una solución momentánea a un problema apremiante y mayúsculo, sin embargo, para bien o para mal ya contamos con la obra; por otro lado, debemos reconocer que no se esperaba una respuesta positiva en tan corto tiempo, de las autoridades estatales de la presente administración, para dar solución de manera parcial a la problemática que representa el Paso Exprés Tlahuica.   
Existieron múltiples peticiones de diversos organismos y asociaciones entre ellas la Academia nacional de Arquitectura Capitulo Morelos, para que se retiraran las absurdas barreras que fueron instaladas en el supuesto paso exprés, logrando que en fecha reciente se retirara una parte de las barreras, dejando aquellas que son necesarias por desnivel o por razones de ingeniería de tránsito en los accesos y salidas principales, Es evidente que el haberlas retirado a reducido enormemente el peligro que representaba y la obra empieza a cumplir aunque de manera parcial su función de paso rápido y de intercomunicación en la ciudad. Esta acción se debe reconocer a las autoridades locales, ante el desinterés de las autoridades federales.
Por otro lado, la pregunta queda en el aire, porque motivo el diseño de esta obra fue tan malo, cuando existen técnicos muy capacitados en el diseño de carreteras y caminos en la SCT; la única explicación del confinamiento de los carriles centrales y por lo mismo la afectación tan negativa en espacio a los carriles laterales, es el posible intento de cobro por el peaje. Esta actitud recaudatoria y la necedad de construir diez carriles, la convirtió en una trampa mortal, por la cual todavía se tenía que pagar.
Es importante reconocer la actitud positiva de las autoridades locales por remediar, aunque sea de manera parcial, los errores de diseño de la obra del Paso Expres Tlahuica; sin embargo, no se hizo todo lo que se requiere, ahora existe una mayor fluidez en la circulación y se siente un mayor espacio en los carriles (situación ficticia porque todavía son los mismos), pero contamos con la problemática de que circulamos por esta importante vía, tanto vehículos locales de baja velocidad, como vehículos de largo itinerario de alta velocidad, que con la facilidad de contar con más espacio para circular, se mueven por todos los carriles a una mayor velocidad que antes, lo que acarreará un incremento mayor de accidentes.
Las autoridades locales con su sentido de atención a las necesidades de la población de Morelos, deben analizar técnicamente la obra y realizar las acciones que sean pertinentes para lograr una obra eficiente, rápida y segura, se deben olvidar del capricho de los diez carriles. Para lograr lo anterior, no están solos, deben escuchar la voz conocedora de los técnicos especializados y de los expertos preparados en estos temas, existentes en los Grupos Colegiados y Academias de Profesionales de Morelos, que pueden aportar ideas lógicas y útiles que apoyen a las autoridades en la toma de decisiones para corregir errores o implementar nuevos proyectos, ya que una mala decisión termina costando dinero y sobre todo vidas humanas.   

Por: Academia Nacional de Arquitectura CapÍtulo Morelos A.C.  / opinion@diariodemorelos.com

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