Hoy se cumplen 24 años por el aniversario luctuoso de la guionista, escritora y periodista Elena Garro. Cuya obra ha sido considerada como una de las máximas exponentes de la literatura fantástica de México, pues su manera de narrar introdujo nuevas maneras de concebir el tiempo dentro del relato. 

De acuerdo con la Enciclopedia de la Literatura de México (ELEM), Elena Garro nació el 11 de diciembre de 1916 en la ciudad de Puebla, y murió un 22 de agosto de 1998 en la ciudad de Cuernavaca, Morelos. 

La escritora mexicana fue dramaturga, novelista y cultivó con gran maestría la poesía. Además de la escritura, también incursionó en otras disciplinas artísticas como la danza, la actuación y la coreografía. 

Si has leído o conoces un poco de esta escritora, seguramente sabes sobre el romance que vivió con el premio Nobel de Literatura de 1990, Octavio Paz. Varias personas han definido su relación como una llena de prohibiciones, con resentimientos y rencores por no hacerse felices mutuamente. 

A pesar de eso, no cabe duda que la escritora mexicana, desde que se incursionó en el mundo de las letras, vislumbraba un futuro prometedor. Puesto que, con la primera publicación de su novela ‘Los recuerdos del porvenir’, obtuvo el Premio Xavier Villaurrutia en 1963. 

En esta novela se abordan temas sobre la guerra cristera, conflictos armados por problemas políticos, sociales y religiosos que tuvieron lugar en México entre 1926 y 1929. Entre otras cualidades que se encuentran dentro de esta novela es la fuerza de la narración, recurriendo a un estilo lleno de recursos poéticos, permitiendo mostrar un complejo entramado de planos narrativos entretejidos por la voz de quien narra.

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El exilio

Uno de los puntos más controversiales de la escritora fue durante 1968, cuando mostró una opinión contradictoria por el movimiento estudiantil, provocando que comenzaran a marginarla dentro del panorama literario mexicano. Incluso provocando su autoexilio que viviría hasta 1990, mudándose primero a España y finalmente a París. 

Después de un periodo largo, Elena Garro regreso a México a instancias de José María Fernández Unsaín, quien era director de la SOGEM y con la ayuda de un grupo de escritores e intelectuales mexicanos que gestionaron su regreso definitivo al país en el año de 1993. 

El lugar al que llegó a vivir fue a la llamada ciudad de la eterna primavera, Cuernavaca, Morelos. La salud de Elena Garro durante sus últimos años fue deteriorada por una afección pulmonar, misma que le provocó una insuficiencia respiratoria y cardiaca, provocando su muerte un 22 de agosto de 1998 en su departamento, acompañada de sus gatos y su hija Helena Paz.

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