Hace siglos, en un mundo donde las ideas se entrelazaban en manuscritos polvorientos y bibliotecas secretas, nació una celebración que cambiaría el destino de la literatura para siempre. El Día Internacional del Libro tiene sus raíces en un homenaje a tres de los grandes pilares de la literatura mundial: William Shakespeare, Miguel de Cervantes y el Inca Garcilaso de la Vega, quienes fallecieron el mismo día y el mismo año, un 23 de abril de 1616. 

En un mundo donde las ideas se encerraban en páginas y se escondían entre estanterías, este día emergió como un faro de luz, recordándonos que las palabras tienen el poder de cambiar el mundo. Desde entonces, el 23 de abril se ha convertido en un día muy importante  para los amantes de la literatura, un día para honrar la magia de las palabras impresas y el legado eterno de aquellos que las escribieron.
A lo largo de los años, el Día Internacional del Libro ha evolucionado, transformándose en una celebración global donde la gente se une para rendir homenaje a la literatura en todas sus formas. Desde intercambios de libros hasta lecturas públicas y festivales literarios, este día nos recuerda la importancia de la lectura y el poder de las historias para llevar a los lectores  en un viaje de descubrimiento y crecimiento. 

Inicialmente esta celebración se realizaba el 7 de octubre, pero fue hasta años más tarde que se cambió a la celebración actual, el 23 de abril. 

Su celebración el 7 de octubre se debía a que se creía que ese día había nacido el creador del Quijote. 

Inicialmente fue Valenciano Vicente Clavel un escritor quien impulsó la propuesta de dedicar un día de cada año para celebrar la Fiesta del Libro, esta propuesta la realizó por medio de la Cámara Oficial del Libro en Barcelona el año de 1923. Fue hasta el 6 de febrero de 1926 que el rey Alfonso XIII aprobó y firmó el Real Decreto por el que se estipulaba que el 7 de octubre de todos los años se conmemoraba el nacimiento de Cervantes con una fiesta dedicada al libro español. 

Durante casi 5 años se celebró en esta fecha, pero existían dudas respecto a la fecha de nacimiento de Cervantes, por ese motivo decidió cambiarse en el año de 1930. 

Finalmente, este día fue fijado por la UNESCO en 1995  y años más tarde promovió una nueva iniciativa la cual era el nombramiento anual de una ciudad como Capital Mundial del Libro, en donde la primera ciudad elegida fue Madrid.

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