La mitología griega está llena de leyendas fantásticas, que siempre tratan de llevar a una enseñanza.

El título de esta colaboración tiene que ver con la historia de Pandora, mujer creada por Hefesto, quien a su vez cumplía órdenes de Zeus.

Resulta que el Dios mayor de los helénicos se encontraba muy enojado porque otro personaje, Prometeo, había robado el fuego para entregarlo a los humanos.

Por ello, en una cajita encerró todos los males del mundo e hizo que le fuera entregada a la multicitada dama como regalo de bodas.

Obvio la caja debería permanecer cerrada, pero se le ordenó no abrirla y ya se sabe que no hay señuelo mayor para una persona que la prohibición.

De esa manera, un buen día Doña Pandora, presa de la curiosidad la abrió y con ello le puso en la madre a la especie humana. Así de sencillo y trágico.

Bueno, pues resulta que la FIFA autorizó a que las diversas Federaciones pudieran, en determinado momento, abrir los audios del VAR, en un ejercicio de transparencia y buena fe.

El problema radica en que la desconfianza en la autoridad, cualquiera que sea su nivel o manifestación, es un tema cultural y sumamente arraigado entre las naciones similares a la nuestra.

Por lo mismo, la apertura de esas comunicaciones que al calor del partido y bajo una extrema presión tienen los integrantes del VAR con el juez central, son puestas en duda o se toman los trozos de conversación que convienen a cada una de las partes.

El Real Madrid ante Barsa es un excelente ejemplo.

En alguna parte del diálogo, luego de que el balón parece haber traspasado por completo la línea de gol, favorable a los culés, el VAR le dice al juez: “Espera, estamos revisando porque puede ser gol”.

El resto de la comunicación muestra que los integrantes de la video asistencia no encuentran una toma contundente de que la bola haya entrado y así, no se puede validar un tanto.

Pero ese fragmento ha dado pie a que incluso un delincuente como Joan Laporta, presidente culé, quiere llevar su protesta a las instancias deportivo-judiciales que podrían dictaminar la repetición del encuentro.

Este tipejo fue el que entregó cantidades importantes de dinero, al segundo de a bordo del Comité de Árbitros español, por supuestas asesorías nunca aclaradas, lo que en un ambiente serio, traería sanciones al club o, por lo menos, a su presidente.

Las jugadas dudosas no son de VAR. Solo aquellas que impliquen un error claro y obvio por parte del árbitro.

La polémica no va a terminar mientras los involucrados, o más bien los perjudicados por una decisión arbitral, sigan clamando por revisiones en cancha.

En México también se alega una posible expulsión del puma Piero Quispe, revisada en cancha y un supuesto penal a favor de Cruz Azul.

Ya veremos la publicación de los audios de estas acciones, pero sigo creyendo que con estas políticas, solo se abrió…la caja de Pandora.

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