Después de haber laborado en cadenas hoteleras, para el año de 1974 siendo gobernador el Ingeniero Felpe Rivera Crespo, a su propuesta, fui nombrado Director de la primera escuela de hotelería en Cuernavaca –CAPHI- de carácter federal con participación Estatal y de la Iniciativa Privada, ubicada en el ala derecha de los altos del Edificio Bella Vista. De ahí, para 1976 al inicio del periodo del Gobernador Bejarano, fui llamado por el arquitecto Felipe Jardel Shwartz para colaborar con él cómo titular del área de Servicios Turísticos de la Delegación de la Secretaria de Turismo y paralelamente asesor de la Dirección de Turismo Estatal, además de mis otras actividades personales empresariales.

A finales de 1980, el Consejo Nacional de Turismo entonces presidido por el ex presidente Miguel Alemán Valdés envió una invitación al Gobierno del Estado para participar en la “Feria Internacional de Turismo” en Madrid y en la “Bolsa de Turismo y Viajes” en París. El Gobierno del Estado denegó la invitación. Era la oportunidad para promover al estado ante el mundo, y así lo hice saber a la Cámara de Restaurantes presidida por Salvador Castañeda y Mendoza, y a la Asociación de Hoteles cuyos titulares eran el señor Serafín Rubí y el señor Alfredo Karam, quienes entusiastas aceptaron colaborar para que Morelos tuviera una representación en ambos eventos, sin embargo no era suficiente. Ante ese entusiasmo, el Gobierno del Estado se vio obligado a aportar la cantidad restante y fui nombrado representante del Estado para esos eventos en  Europa.   

Mi llegada a Madrid al Aeropuerto de Barajas fue en una helada madrugada de febrero de 1981, me esperaba un auto enviado por el Ayuntamiento de Madrid que me llevó directo al fastuoso Hotel Palace, en la habitación tenía una carta de bienvenida del alcalde Enrique Tierno Galván –“El viejo maestro” opositor de Franco- acompañada de viandas y una botella de “La Ina”. El “mercedes” me esperaba para llevarme a las instalaciones de IFEMA -Institución Ferial de Madrid- en el Palacio de Cristal sede de la Feria, la segunda más importante del mundo, para conocer lo que sería mi área de trabajo por una semana. “El Palace” está ubicado frente a las Cortes Españolas. 

-En mi estadía posterior al evento, desde el balcón de mi habitación, calle de por medio, pude presenciar el asalto a ese Congreso en aquel fallido golpe de Estado perpetrado por militares, conocido como “23F”, se sospechaba que desde el hotel se había dirigido el golpe y fue tomado por guardias nacionales-.

Era la primera vez que una representación mexicana asistía al evento, todo un acontecimiento después de reanudadas las relaciones entre México y el nuevo gobierno español. Uno de los logros de fue traer a Cuernavaca a un grupo de agentes de viajes mayoristas y otro de industriales importantes… pero esa es otra historia. 

Entre miles de participantes de todo el mundo, me llevé la sorpresa de ver unas jaulas “de Tetelcingo Morelos” adornando el pabellón de Túnez. Ahí me percaté de su verdadero origen. De regreso a México investigo y me entero que el modelo de esas jaulas de Tetelcingo fue traído por un sacerdote que había oficiado en aquel país norteafricano. 

En esa feria estaba representada también la población de Caravaca, nombre que llamó mi atención por su parecido con el de nuestra ciudad de Cuernavaca. 

-Años después, durante mi larga estadía en España, llegué a Caravaca y me entero de sus múltiples similitudes naturales entre ambas poblaciones, como sus sierras aledañas, barrancas, nacimientos de agua y otras arquitectónicas. Su Iglesia se había construido dentro de lo que había sido un fuerte árabe con bardas y remates almenados cuyo modelo influyó en nuestra catedral por ser aquel un lugar santo al que pasaban a encomendarse conquistadores y evangelizadores antes de partir a su aventura en Nueva España. En esa misma estadía también llegué a Sevilla donde me encuentro con La Giralda el campanario de la catedral agregado sobre un minarete musulmán –torre trunca- era entonces el edificio más alto y hermoso de toda Europa y esa fama influiría en el perfil de la torre campanario de nuestra catedral-.

Después del evento de París, el viaje se extendió por nuestra cuenta a otros países incluyendo Italia, casualmente en el museo del Vaticano se encontraba una exposición temporal de planos, dibujos y proyectos de Baldassare Peruzi, aquel arquitecto que terminó de construir esa Basílica, y me encuentro con que sus bosquejos de planos y fachada de la “Villa Chigi delle Volté” ubicada en la campiña de Siena, eran iguales a los del Palacio de Cortés con sus cuatro arcadas profundas, de exacto estilo exclusivo y atribuido a Peruzzi “maestro en perspectiva”, con sus dos alas laterales, la izquierda mas angosta que la derecha como desde un principio está señalado en la fachada del Palacio de Cortés, y realicé la investigación de cómo llega ese proyecto a manos del conquistador, que le serviría de modelo no solo en su fachada sino también en la distribución para su gran casona en Cuernavaca.

Por: Carlos Lavín Figueroa / carlos_lavin_mx@yahoo.com.mx / ¡Hasta la próxima!

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