La percepción generalizada que se tiene de la geografía política en Morelos y posiblemente en el país, de la izquierda y de la derecha es muy difusa. Según encuesta del financiero el 49% de la población en el país se define como apartidista.
La gente de Morelos parece no tener ninguna inclinación a uno u otro lado de la geopolítica. Lo que quiere de los candidatos y líderes es que planteen la posibilidad de lograr un mejor nivel y calidad de vida. Los votantes de Morelos buscan líderes más o menos honestos que den respuesta a los problemas de inseguridad, salud, empleo o vialidad. No importa el signo.
En un documento que tituló “2018 - ¿2024?” de circulación limitada, Carlos D. Figueroa Sánchez, recupera y analiza minuciosamente las elecciones del 2018 al 2022 con base en estadísticas electorales, encuestas, documentos, artículos, textos, y los distintos factores que inciden en el espectro político electoral. Con información y datos del INEGI, de las principales casas encuestadoras y las de los principales medios de comunicación. Carlos se dio a la tarea profundizar con bisturí y reflexionar los resultados y tendencias electorales.
Carlos Figueroa, observa cómo ha venido disminuyendo la votación de la coalición que domina Morena. En el 2022 obtiene una menor votación con respecto a 2018. Perdió la mayoría en la cámara de diputados y la mitad de las alcaldías de la CDMX. En la consulta promovida por el presidente para enjuiciar o no a los ex presidentes, se abstuvo el 82.2 % de la población. No obstante, el presidente aun se mantiene con el 60% de aceptación. Su partido sigue mostrando una intención del voto de más del 40% en el país.
Una lectura inocente de los resultados electorales últimos, podría concluir que todo está consumado. El análisis devela la caída del partido en el poder. Figueroa es agudo y en su visión ve que AMLO ganó cuatro Estados. Nada mal. Significan una poderosa fuerza en casi todo el país. Aunado a la “voz persuasiva de las mañaneras”, agrega Figueroa. Sin embargo, observa una tendencia a la baja del partido Morena en las elecciones del 2024.
La prospectiva de Figueroa de la oposición es contundente: “las encuestas muestran un panorama sombrío para una alianza sobrecargada de desprestigio e inanidad, cuyos afanes por posicionarse como una opción competitiva frente a Morena dan la impresión de una marcha cuesta arriba, extenuante, forzada, dispersa, a oscuras y en terreno abrupto, a cada paso ralentizada por sus jaloneos internos y extravíos discordantes, carente de una actitud clara, empática y cercana a las expectativas y preocupaciones populares.” Nada que agregar.
Izquierda o Derecha, no es lo que define el voto ciudadano. Es la persona la que logra hacer “clic” o no con los votantes. AMLO lo ha sabido hacer a la perfección. Pero las tendencias, como observa Figueroa, denotan desinterés por el partido gobernante. Sin embargo, aún continúan favoreciéndolo.
Al final de cuentas, lo que ha surgido de entre las tripas de la democracia, son los populismos, ya sean de izquierda o derecha. Así ha pasado en varios países, no obstante tener democracias maduras. El desencanto por las posiciones políticas de izquierdas o derechas es patente. Lo que cuenta es el “clic” que haga el candidato. Su presencia física o su fama. Lo agresivo o chistoso que aparezca en las redes sociales.
La coyuntura para las organizaciones de la sociedad civil, se abre ante la percepción que se tiene de los partidos que los ubica en penúltimo lugar en el ranking de instituciones. Paradójicamente los partidos son indispensables. Recojo de la columna de René Delgado: “Dice la ciudadanía… que no hay democracia sin partidos, pero que los partidos no sirven de nada, ni los representan.” Mal necesario.
La coyuntura pide a gritos una alianza entre sociedad civil organizada y los partidos políticos. ¿será posible?
Por: Ariel Homero López Rivera / opinion@diariodemorelos.com