Es normal que cambiemos de parecer conforme los años pasan. Forma parte de la inteligencia humana. Al mismo tiempo no es fácil reconocerlo. Nos aferramos al pasado por comodidad. Por confort.
Baruch Spinoza (Ámsterdam, 1632- La Haya 1677), fue un filósofo judío que pagó cara la osadía de pensar y diferir del judaísmo ortodoxo. Fue excomulgado por los rabinos al criticar la Biblia.
Su espíritu recorre el parque México invocado por Enrique Krause en su reciente libro “Spinoza en el Parque México”. Un recorrido de su vida intelectual enlazada con la historia literaria y política de México y Latinoamérica. Es un diálogo que sostiene con el escritor español José María Lasalle. Es como si uno estuviera presente en la conversación.
Conversación que nos lleva a recuperar libros que marcaron nuestra forma de pensar. Generosamente, abre las bambalinas y comparte el interior de su familia, de sus empresas y sobre todo de las casas editoriales de las revistas Plural y Vuelta principalmente, donde debatían los intelectuales mexicanos del siglo XX. Páginas que marcaron la vida intelectual, literaria y política de México. Encuentros y desencuentros. El conflicto permanente entre las izquierdas y las derechas. Sobre todo, entre las izquierdas.
Spinoza es el judío expulsado por ser congruente con su pensamiento y su acción. Una presencia que nos ayuda a comprender el por qué de la transformación del pensamiento de los que llegaron a enarbolar con enorme pasión sus posiciones religiosas o políticas. Un ser humano comprometido, pero con la capacidad de modificar su pensamiento.
Octavio Paz, entrañable amigo y jefe de Krause. Exponen la batalla para sobrevivir siendo críticos del sistema.
En Gabriel Zaid ve al luchador independiente que se mantiene al margen de las corrientes políticas dominantes: Un personaje con propias ideas y propuestas.
La confrontación entre las izquierdas.
Los que siguieron atados al comunismo de la URSS, a pesar de tener conocimiento de los millones de muertos por Stalin. El desencanto por la invasión a Checoslovaquia. La represión de Castro en Cuba. Los malabarismos que tenían que hacer los intelectuales socialistas para defender su causa ante evidencias perturbadoras. Duro debate.
Octavio Paz tardó décadas en aceptar el rumbo perverso que había tomado la Revolución socialista.
También tuvieron que aceptarlo, pero muy tarde, piensa Krause: Monsiváis, Aguilar Camín, y muchos otros.
El diálogo de Krause y Lasalle está lleno de anécdotas. De conversaciones con maestros, amigos, familiares, políticos, compañeros de escuela y escritores de renombre. Comparte su viaje a América del sur. Su encuentro con Borges , quien alerta de las dictaduras: “Las dictaduras fomentan la opresión… el servilismo… la crueldad, y lo más abominable es el hecho de que fomentan la idiotez… efigies de caudillos, vivos y muertos prefabricados, muros exornados de nombres, ceremonias unánimes, la mera disciplina usurpando el lugar de la lucidez..” (¡Cuidado, México!).
El sueño socialista se desvanece. Vargas Llosa abandona el socialismo y se vuelve liberal. Descubre la tragedia en “La guerra del fin del Mundo”. Queda al descubierto el mesianismo. Nada escapa en la charla de café. Desde la novela de la Revolución Mexicana hasta la influencia de Camus o Sartre en los intelectuales y algunos políticos mexicanos.
Oportuno texto que nos remite a recordar lo transitado por el país en su camino hacia la democracia, hoy en peligro. Nos advierte de los populismos en voces de los que lucharon por ella. Del fracaso de los militares en el poder. Del peligro de las dictaduras.
Krause, nos permite entender, en esta charla de amigos, el pasado y el presente. Advierte de los peligros que acechan a la libertad y a la democracia. La marcha “El INE no se toca”, también lo hace.
Por: Ariel Homero López Rivera / opinion@diariodemorelos.com
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