Conocí a Pedro a fines de los setenta. Ejemplo de la cultura del esfuerzo, llegó hasta arriba desde abajo. Nació en una comunidad rural de Veracruz, migró a la Ciudad de México, estudió en la Escuela Normal Superior, y una vez titulado como profesor vino a vivir a Tepoztlán donde trabó amistad con Mauro Quiroz, quien años más tarde sería presidente municipal del pueblo de los cerros míticos. Inquieto, los azares del destino lo trajeron a radicar en Cuernavaca, y a estudiar la carrera de derecho en la Universidad de Morelos, cuando ésta aún no adquiría la autonomía académica o estaba cerca de lograrlo. Escribo de memoria, así que puedo equivocar algunos datos. En los sesenta, Pedro Velázquez fue agente del Ministerio Público, y procurador de justicia su amigo o compadre, Teodoro Lavín González. Desempeñó diferentes puestos de mando de la Procuraduría, entre otros, la Dirección de Averiguaciones Previas y algún otro donde relevó a la hoy directora de Seguridad Pública de Cuernavaca, Alicia Vázquez Luna. En 1989, se distinguió como uno de los fundadores más entusiastas del naciente Partido de la Revolución Democrática en Morelos, y en 2011 fue de los primeros en definirse por Morena. Los últimos meses no fueron los mejores para Pedro, la diabetes le cobró una factura vieja, la pasó mal pero no se amilanó. Continuó asistiendo a las sesiones semanales de dominó, del que era un excelente jugador, hasta que de pronto se ausentó. Ayer, por otro amigo del grupo de dominó supe que Pedro ya no estaría más con nosotros. A sus hijos y su hija no les doy el pésame, que es signo de sufrimiento. Pienso que Pedro esta mejor donde está. Que ha dejado de sufrir, ya no le duele nada, está en el mundo de la felicidad a donde hacen el último viaje las personas buenas… 

Va de historia: El domingo 23 de enero de 1989, dos grupos de Xoxocotla se disputaban el cargo de ayudante municipal. El mayoritario estaba en contra del candidato del a la sazón alcalde Ignacio Pichardo Carrillo. Los ánimos se caldearon y entró al pueblo la Policía Rural. Hubo dos muertitos y el director de la corporación, Venustiano Vázquez Vázquez, fue cesado y metido a la desaparecida Penitenciaría de Atlacomulco. La mañana siguiente Antonio Riva Palacio salió de la Casa de Gobierno rumbo a Xoxocotla, sin escolta, acompañado solamente de su asistente “Chucho”, a quien ordenó que dejara su arma. Para el mediodía el calor hervía. Riva Palacio y Jesús entraron por la calle principal, rodeados durante el trayecto al pequeño zócalo por hombres y mujeres enojados. Estaban comprensiblemente enardecidos, así que el diálogo se tornó áspero, interrumpido por los reclamos de los lugareños. Riva Palacio hizo acopio de paciencia y aguantó. Según su costumbre, los xoxocotlenses le hablaban de “tú” al gobernador, y no le pidieron, le ordenaron que hiciera un recorrido por la población, caminando todos con el sol pegando a plomo. De regreso al zocalito, Riva Palacio pudo al fin consensuar un acuerdo: habría una nueva elección de ayudante municipal, y los deudos de los difuntos serían indemnizados. Uno de los xoxocotlenses caídos bajo las balas de la Rural era un joven hijo de Armando Soriano, y éste, uno de los líderes tradicionales de la comunidad. Las indemnizaciones fueron concretadas en el marco del proceso de la fundación de Partido de la Revolución Democrática, uno de cuyos participantes en la creación de la naciente organización política, Pedro Velázquez Vivas, intervino en las negociaciones para el pago de la reparación de los daños… (Me leen mañana).

Por: José Manuel Pérez Durán / jmperezduran@hotmail.com 

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