En 1997, Agustín Alonso Mendoza perdió la elección de presidente municipal de Yautepec por la diferencia de sólo tres votos. Todo un récord. Pero también sucedió que le picaron la cresta, porfió, terqueó, enfrentó dificultades. Nadie imaginó entonces que andando los años personificaría otro récord, el de ser tres veces alcalde de la tierra de Los Plateados, de Ignacio Manuel Altamirano.

Lo fue en 2003-06, 2012-15 y lo es en 2021-24. Para este trienio, llegó tras una campaña entre virtual y presencial, más de lo primero que de lo segundo por el Covid-19 al que dio positivo en la tercera semana de marzo antepasado. Así, al antecedente de ser hasta en tres ocasione alcalde, sumó la experiencia amarga de superar el cólera virus, como tantos otros, gracias al apoyo del Creador de todas las cosas, a la ciencia médica, a la familia y a “eso” que se debe poner por delante para no fenecer.

Lo que desde luego no es una nimiedad, y menos cuando se tienen acumuladas siete décadas de lucha, de trabajo e ideales. Migrado al entonces Distrito Federal y luego a Cuernavaca, Agustín comenzó desde abajo en el “super” Comercial Mexicana, trabajando duro, escalando los peldaños del esfuerzo. Luego regresó a San Carlos, donde su padre Gerardo Alonso Maya era un ejidatario llegado hacía años de Hueyapan, unido en matrimonio con la joven Eva Mendoza Ramírez, originaria de Jaral del Progreso (Guanajuato).

El Agustín del que escribo y a quien conozco hace treinta y tantos años, nació con el gusanito de la política. En los ochenta que ya era el ayudante municipal de San Carlos, cierto día se plantó en jarras enfrente del autobús del gobernador Lauro Ortega Martínez, abajo de los arcos del acueducto de la ex hacienda, obstruyendo el paso al convoy del viejo político que le preguntó al ayudante que le quedó más cerca: “¿Qué pasa?”. Sucedió que en ese punto los accidentes de tránsito eran frecuentes, así los sancarlenses exigían que el gobierno pusiera “topes” para evitarlos y fue entonces que los pusieron. En ese momento, quizá sin saberlo Agustín estaba naciendo para la política.

Y aquí un dato que muchos ignoran: a poco de ser por segunda ocasión presidente municipal de Yautepec, Agustín enfrentó una lucha riesgosa, complicada, con peligro de muerte como suele ser la pelea contra el cáncer al que venció gracias a Dios. Valga decir: para bien de Yautepec, reconocido incluso por sus adversarios el hecho de que él y su vástago Agustín Alonso Gutiérrez comparten el récord de ser los alcaldes que más obras y más acciones de bienestar social han hecho en Yautepec. A guisa de ejemplos, sólo dos: el Centro Deportivo Yautepec (CDY), inaugurado en febrero de 2020, con instalaciones como no las tiene Cuernavaca. Y el Museo del Chinelo, que, puesto en servicio del público en noviembre de 2019, alberga un espacio cultural, promueve la imagen e historia de los chinelos, difunde una de las tradiciones más arraigadas en los morelenses como son la celebración del Carnaval y la Danza del Chinelo.

Alcaldes generadores de obra pública, cualquiera de los Agustines, como son nombrados en la región de Los Altos, será un buen gobernador de Morelos. Pero este comentario, que es coincidente en otras zonas de nuestra entidad, por estos días también es pretexto de ataques por parte de politiqueros fuereños a los que gracias a Dios cada día les queda menos tiempo en la usurpación del poder… (Me leen después).

Por: José Manuel Pérez Durán

jmperezduran@hotmail.com 

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