Uno va a la CDMX, pasa Tres Marías, para en la izquierda donde, a no ser el restaurante que está en medio del bosque, no hay nada más. Ahí, estuvo por medio siglo la estatua del generalísimo José María Morelos que diez años atrás fue vandalizada, sin que hasta la fecha a la actual administración le interese construir o gestionar una nueva.

En Morelos hay dos estatuas del héroe epónimo de nuestra entidad. De tamaños más o menos grandes, una ecuestre se halla en la entrada poniente de Cuautla, y parada la otra, popularmente llamada “el Morelotes”, se ubica en la plaza que lleva su nombre en un costado del Palacio de Cortés. Pero teníamos tres, incluida la estatua que se localizaba en los límites de Morelos y el entonces Distrito Federal, hasta que en diciembre de 2012 manos criminales decapitaron el caballo de bronce del generalísimo Morelos, en la pequeña explanada del lado Este de la autopista Cuernavaca-CDMX. Le amputaron las patas, cortaron la base y se llevaron la pedacería de metal para venderla. Que hasta el día de hoy siga olvidada sólo lo puede explicar un gobierno de fuereños y una falta de respeto imposible de que suceda, por ejemplo, en Michoacán. Orgullosa la sociedad purépecha de la vida y obra de su paisano José María Morelos y Pavón, su estatua es un monumento de 40 metros de altura que está en la isla de Janitzio, de Pátzcuaro, en el municipio de este nombre. De inicio la estatua se levantaría en las inmediaciones de la comunidad de San Jerónimo Purenchécuaro, municipio de Quiroga, pero en una visita del “Tata” Cárdenas a la isla de Janitzio se decidió que se construyera en este lugar.

En 1953, el presidente Adolfo Ruiz Cortines donó al gobierno de Morelos un predio en el kilómetro 46.9 de la autopista México-Cuernavaca, donde fue colocado el monumento de piedra dedicado al héroe libertador José María Morelos y Pavón. La obra fue inaugurada un año después, en septiembre de 1954 por el entonces presidente de la República, Adolfo Ruiz Cortines, y el gobernador del estado, Rodolfo López de Nava. Posteriormente fue demolida, y en 1986 sustituida por la escultura ecuestre realizada en bronce por los artistas Ernesto Tamariz, Artemio Silva y Eduardo Tamariz. Fue develada por el presidente Miguel de la Madrid, y es la misma que en diciembre de 2012 fue mutilada por vándalos ignorantes de los sentimientos morelense hasta ahora impunes. 

Soslayada la historia del estado epónimo del Generalísimo por el desdén y la ignorancia supina de funcionarios de orígenes y afectos foráneos, transcurridas dos década del acto sicariato que borró del panorama la estatua en la autopista, como dije en otra ocasión, reponerla con otra igual o parecida habría que pedírselo al presidente Andrés Manuel López Obrador. Y si no en la autopista, entonces en la casa que fuera de Cárdenas, la quinta Palmira en la avenida del mismo nombre a donde supuestamente pronto vendrá AMLO para inaugurar las obras que ahí realiza la Sedatu… 

Con motivo del aniversario 209 de que el 28 de junio de 1813 don José María Morelos publicó la primera convocatoria para la celebración del Congreso en Chilpancingo que promulgó los Sentimientos de la Nación, el presidente López Obrador podría venir a Palmira y ordenar la reposición de la estatua de la autopista. Pero si nadie del gobierno o la sociedad civil de Morelos se lo piden, él no es adivino… (Me leen mañana).

Por: José Manuel Pérez Durán / jmperezduran@hotmail.com 


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