Las lesiones musculo esqueléticas son frecuentes en personas activas que practican algún deporte por hobbie o de alto rendimiento especialmente en el futbol; la mayor parte son leves, aunque un porcentaje cercano al 10% se denominan graves, pues pueden ocasionar secuelas importantes, sin embargo, todos están propuestos a sufrirlas.

Así mismo, la terapia física es sumamente importante para una recuperación eficiente y para prevenir reincidencias o futuras lesiones. 

Pero ¿cuáles son los síntomas?

Existen distintos tipos de lesiones musculares en función de la gravedad de la misma, la sintomatología depende de cada tipo de lesión. Los síntomas comunes consisten en dolor muscular, inflamación con o sin hematomas. 

El diagnóstico se basa en la clínica, fundamentalmente en la sintomatología y anamnesis del mecanismo lesional, y en la exploración física.

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Las lesiones musculares son diagnosticadas a través de diferentes pruebas clínicas y estudios de ecografía de alta resolución, es útil en la etapa diagnóstica y también para el seguimiento evolutivo y por lo tanto para decidir el momento exacto para el retorno a la actividad. La ecografía también permite clasificar las lesiones musculares.

El síntoma principal es el dolor. También puede haber perdida de la funcionalidad según el área afectada, puede observarse una deformidad, que es identificada como una extremidad fuera de lugar, hinchazón, hematomas alrededor de la herida y/o problemas al mover la extremidad.

Existen diferentes tipos de tratamientos

El tratamiento dependerá del tipo de lesión muscular, las lesiones que no implican una afectación anatómica suelen evolucionar de forma natural hacia la curación en un espacio de tiempo corto. En contusiones y roturas la evolución es más incierta.

Se recomienda reposo relativo, aplicación de frio o calor, terapia manual y ejercicios de propiocepción y fortalecimiento muscular.

El tratamiento depende de la gravedad en los casos, los más difíciles puede necesitar cirugía para recomponer el hueso. En otros casos primordialmente se inmovilizará la zona afectada guardando, durante el tiempo necesario, reposo. También resulta muy conveniente la elevación de la zona afectada y la aplicación de frío si existe inflamación, pero no hemorragia externa. El tiempo de recuperación dependerá de la zona dañada y la gravedad de la lesión. El tratamiento fisioterapéutico tiene como objetivos: favorecer la formación del callo de la fractura, revertir los efectos negativos de la inmovilización, conseguir la máxima recuperación funcional posible y prevenir las posibles complicaciones.

Consulta a los mejores médicos especialistas en traumatología y ortopedia para darte el tratamiento más adecuado.

  

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