El 15 de diciembre de 1932, el gobernador Vicente Estrada Cajigal, al promulgar la Ley de División Territorial del Estado de Morelos dejó constituidos dos nuevos municipios: Atlatlahucan y Emiliano Zapata, este último con la población de Emiliano Zapata como cabecera municipal y la incorporación de Tezoyuca, Tepetzingo y Tetecalita. De eso hace noventa años.

En la época prehispánica el sitio tenía por nombre barrio de Tzacualtipan, que es una palabra compuesta de dos dicciones: Tzacual (Cerrillo)-Tipan que juntas significan “sobre este cerrillo otro” o  “lugar de varios cerrillos”, aunque también hay quien dice que la palabra “Zacualpan” debe escribirse Tzakualpan, cuya etimología viene de tzakual-li (cosa tapada) y pan (sobre), lo cual da como significado “sobre cosa tapada” y la definición más aceptada.

 En 1840, el poblado toma el nombre de San Vicente Zacualpan, por quienes en ese entonces detentaban la misma hacienda, los Vicente de Eguía. En un hecho de sangre que palidece ante los ocurridos en nuestros días, en 1856 el dueño de la hacienda de San Vicente era Don Pío Bermejillo y tenía a su servicio como administrador a su hermano Don Nicolás Bermejillo. Cercana al cerro de Sayula estaba la hacienda de Dolores, la cual era dependiente de la de San Vicente, vigente en aquellos días el arrendamiento de tierras de la primera. Arrendatario de unas tierras de Dolores, un campesino llamado Trinidad Carrillo se dedicaba a la cría de ganado vacuno, pero sus animales causaron daños en los campos de caña aledaños, por lo que Don Nicolás Bermejillo, representante de la negociación, quita a Trinidad Carrillo las tierras arrendadas, exigiéndole que sacara de ahí a su ganado. Tanto afectó la determinación a Carrillo, que se propuso tomar venganza y se alió con dos grupos de malhechores, cuyos cabecillas eran Nicolás Leite y Matías Navarrete. El 18 de diciembre de 1856 matan en San Vicente a Nicolás Bermejillo, junto con León Aguirre, Juan Bermejillo e Ignacio Tejera. Ese día Pío Bermejillo no estaba en su propiedad, por lo que se salvó de ser asesinado. Juzgados en septiembre de 1858 por su participación en el asalto, robo y muertes en las haciendas de Chiconcuac y San Vicente, fueron ejecutados a garrote vil en la Alameda de la Ciudad de México. El monumento funerario coronado por una pirámide truncada en el atrio de la Catedral de Cuernavaca recuerda aquella matanza: ahí están sepultadas las víctimas de San Vicente y Chiconcuac, del hoy municipio de Emiliano Zapata que por estos días está cumpliendo 90 años. 

Otra es la historia de Atlatlahucan. Hasta 1932 Atlatlahucan era una ayudantía que pertenecía al municipio de Tlayacapan. En ese año se organizaron Ignacio y Efrén Bello, Praxedis Linares, Marcos Villalba, Aurelio Aranda, Rosendo Martínez y Crescencio González, quienes motivaron a la gente para que Atlatlahucan fuera reconocido como cabecera municipal. Al lograr este objetivo, Ignacio Bello fue nombrado primer alcalde y ocupó el cargo durante un año. Otro dato: pocos saben que Atlatlahucan fue y es –de esta manera lo defienden los nativos y lugareños– la original cuna del Chinelo, así como la música de banda de la popular danza.  Esto sucedió alrededor de finales del siglo XIX o principios del XX, y al ser Atlatlahucan ayudantía de Tlayacapan, es por esa razón que la danza quedó registrada en este municipio. Para los carnavales de Atlatlahucan las danzas más comunes son las marotas o negras y la cuadrilla de los Tatais, pero además existen la de los Vaqueros, Moros y Pastoras que se incluyen en las fiestas religiosas…

En enero de 2013, Atlatlahucan fue precandidato a la denominación de pueblo mágico por parte de la Secretaría de Turismo, pero todo quedó en el intento… (Me leen mañana).

Por: José Manuel Pérez Durán / jmperezduran@hotmail.com 

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