El hombre que acompañó al obispo emérito de Chilpancingo, Salvador Rangel Mendoza, en el momento de llegar al motel de Ocotepec, es una pieza clave en el rompecabezas de la desaparición temporal del propio Rangel. El comisionado de Seguridad Pública de Morelos, José Antonio Ortiz Guarneros, aseguró que el prelado no fue víctima de un secuestro exprés. Afirmó: “Las evidencias que hay ya se las dimos a la fiscalía. Hasta donde sabemos, entró voluntariamente al hotel con una persona del mismo sexo, y esa persona después se retiró”.

(Para no repetir el nombre Salvador Rangel, en este comentario usaremos el monosílabo “Uno”). Pedro Martínez Bello, quien inicialmente representó a “Uno”, al dar a conocer que dejó de ser el abogado de éste, en una carta dirigida a la opinión pública señaló que fue contratado para presentar la denuncia por la desaparición del obispo, el pasado fin de semana pasado. Afirmó: “Lo que me manifestó el obispo es que salió de su domicilio, se detuvo en un Oxxo y de ahí perdió el conocimiento. No recuerda si lo golpearon, si le dieron algo a oler, no me mencionó nada de eso, solo que se paró en un Oxxo a comprar una botella de agua o algo así y de ahí perdió el conocimiento. El abogado no dijo quién o quiénes lo contrataron, cuánto cobró ni quién o quiénes le pagaron. A decirlo no está obligado.

Con las notas publicadas en medios locales y nacionales es posible armar el rompecabezas. Una de las notas revela que “Uno” habría permanecido en el motel Real Ocotepec los dos días que estuvo desaparecido. Los videos muestran que “Uno” ingresó por su propio pie al motel ubicado en el norte de Cuernavaca, en compañía de un hombre que después se retiró y no volvió a aparecer. Esto concuerda con la declaración del abogado Pedro Martínez, cuando dijo que “Uno” fue visto por última vez el sábado en un establecimiento del municipio de Emiliano Zapata (un Oxxo), y horas más tarde localizado en la habitación de un hotel del poblado de Ocotepec. (Si se encontraba inconsciente, ¿qué tomó? ¿Estaba drogado?).

Luego de que “Uno” no apareció el domingo, el lunes se presentó una denuncia de hechos ante la fiscalía. Fue ese día que “Uno” fue identificado por las autoridades, y que el fiscal Uriel Carmona se adelantó y señaló que la primera hipótesis era que había sufrido un secuestro exprés. (¿En qué se basó para plantear una hipótesis de esta manera? “Uno” no estaba en condiciones físicas de declarar?).

La Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) pidió a la población y a las autoridades “respetuosamente, que eviten conjeturas y especulaciones que enrarecen el caso “de manera innecesaria, tomando en cuenta la dignidad humana”. Que no piensen, pues. Esto por medio de un comunicado firmado por el secretario general del CEM y obispo de Cuernavaca,

Ramón Castro Castro. Para entonces, “Uno” ya había sido dado de alta en el hospital general del Gobierno Estatal “Dr. José G. Parres”, y trasladado al hospital particular Morelos, en la colonia Chapultepec, de donde fue llevado apresuradamente a su domicilio oficial en Chilpancingo. (Las notas del rompecabezas mencionan otro domicilio de “Uno” en Jiutepec). En Chilpancingo, Luis Alberto Vázquez Cisneros, abogado de “Uno”, rechazó la versión del motel (de Ocotepec) y calificó como “desatinada” por parte del comisionado estatal José Antonio Ortiz, quien afirmó que “Uno” entró por su voluntad a un motel junto a un hombre. Contrario a otras ocasiones, el fiscal Carmona no ha dado una rueda de prensa…

Una cortina de humo que difícilmente será despejada... (Me leen mañana).

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