Para mi querido hermano Oliver cuyas charlas se aderezan de mito, conspiración, humor y sabiduría. Con cariño.

-Me va a perdonar, maestro Juan, pero fíjese que yo no estoy tan de acuerdo con su idea de que es bueno que las cosas estén cambiando tanto y tan de prisa en el mundo. No entiendo cómo puede ser bueno que, por ejemplo, un loco como Trump mueva tan feo el avispero amenazando a todos como un matón... no, no puedo aceptarlo, perdóneme pero no estoy de acuerdo con su enfoque.

- Y tiene razón, estimado profe Alberto, eso por sí mismo no es bueno. Tengo claro que nada de lo que hace el sicópata presidente gringo está bien; no me malinterprete, por favor. Mi punto es que personalmente me siento afortunado de atestiguar tantos cambios en el mundo. Usted y yo venimos de un tiempo viejo en el que casi no se movía nada y crecimos con varios paradigmas que parecían condenas fundidas en piedra. Por ejemplo, en nuestra juventud cuándo nos hubiéramos imaginado que el PRI dejaría de gobernar y saquear al país. Esos cabrones fueron una maldición, ¿no le parece?. O quién nos hubiera dicho que un virus pondría a temblar al mundo o que las torres gemelas serían derribadas por terroristas... o que México podría ganar tantos Óscares. Piénsele y verá que tengo algo de razón, estimado profe. Digo, lo de Trump, siendo una anomalía, comprueba que todo se está moviendo feo globalmente.

- Ah, bueno, pero eso es una cosa y otra pensar que todos los cambios son buenos, maestro Juan. Yo he leído mucho y desde hace algunos años señalé que el cambio de era provocaría que los cimientos del orden mundial colapsaran. El tiempo me está dando la razón pues mire usted el desastre de los Estados Unidos; ya es muy clara su decadencia y todo lo que usted quiera, pero justo por eso la situación es muy peligrosa para el mundo, y aunque se vea con optimismo en este momento ya no hay certeza de nada. ¿No cree? En cualquier momento se les va a ocurrir tirar una bomba, como en Japón, y le aseguro que nadie va a pensar que es bueno.

- Ni lo crea, Alberto, hay cada tarado analista que pide a gritos que alguien nos tire una bomba y nos reconstruyan como a Japón. Pero, mire, mi punto va más en el sentido de reconocer que estamos viviendo tiempos inéditos de reconfiguración social y destrucción de mitos. Lo que vivimos es un festín para los sociólogos e historiadores.

- ¡Ah, pues menudo festín!... No, maestro Juan, yo no me lo tomo tan a la ligera pues ya ve que el orate ese de Trump nos amenazó con aranceles si no combatimos al narco. Recuerde que los gringos son expertos en invadir países y fastidiar a quien se oponga.

- Ok, profe, eso está claro, pero ¿usted cree que preocupándonos vamos a resolver algo?. Además, mire, yo creo que el tipo ese nomás es hocicón y le gusta el show. Si de verdad fuera tan inteligente ya habría puesto orden en su país que es un cagadero de drogas y adictos, además de que están súper endeudados. Ah, pero la agarra con los migrantes y se dispara en el pie pues sabotea inercias productivas claves en la economía estadounidense. Fíjese, profe, que en todo caso para mí es más peligrosa la inclinación fascista del loco y sus paleros, que el asunto de la invasión. Si no pudieron con Vietnam, Cuba o Venezuela, por dar sólo unos ejemplos, ¿usted cree que se van a echar un tiro con nosotros que somos tan queridos en el mundo? No, profe, lo de la invasión es puro bloff y, eso sí, interés injerencista, pero eso ha sido toda la vida, sin embargo lo del facismo es preocupante; ya ve que Elon Musk dio mucho de qué hablar con lo del saludo nazi aunque salió al paso con el asunto de liderar la supremacía de Estados Unidos con la llegada Marte... ¡hágame el favor: Nazis en marte!... por mí que se vayan todos y hagan sus saludos marcianos allá, lejos, y dejen de estar jorobando de este lado con su facismo que puede encender llamas de odio.

- Ay, maestro Juan, usted se fija en eso y le da importancia, pero para mí no es nuevo. En mis investigaciones he tenido acceso a información clasificada que alguien del gobierno gringo filtró -y se puede encontrar en la internet profunda-, en donde se plantea que ya desde hace varios años hay colonias humanas en marte... bueno, hasta películas han hecho de eso, ya ve que la táctica del gobierno para desacreditar una verdad incómoda es hacerle una película de ciencia ficción y darle mucha difusión para que nadie se lo tome en serio... son perversos, nos dicen la verdad en la cara y se burlan de nuestra ingenuidad. Aplican el viejo truco de que la mejor manera de pasar desapercibido es hacerse notar.

- Con respeto, profe, pero eso me parece fantasioso, aunque ojalá fuera verdad y se distraigan en eso, no en la posibilidad de revivir oscuridades de tiempos espantosos con campos de concentración, odio y exterminio. No, no, no... toco madera, profe.

- Bueno, Juan, es claro que vemos diferentes las cosas. Para mí el nazismo es una etapa superada, gracias a Dios. La amenaza que veo con tanto sangoloteo del orden de las cosas, con todo y que eso sea justo lo que a usted le gusta, es que el loco megalómano de Trump técnicamente está secuestrando el mundo y nadie hace nada para detenerlo. Ya ve con qué desfachatez da por hecho que va a crear un Disneylandia en Gaza o con qué facilidad destrabó el tema de Ucrania: dejó a todos como tontos. Europa sigue sin entender qué pasó; títeres al fin del ambicioso tío Sam.

- Yo no lo veo así, profe. Creo más bien que el loco tuvo un poquito de cordura y decidió cerrar la posibilidad de un conflicto con Rusia y me parece que fue acertado, entre otras cosas por el propio fin de la guerra, pero sobre todo porque le dejó claro al mundo que siempre fueron los Estados Unidos los que provocaron todo. Ucrania, Selenzky y Europa fueron meros patiños del juego del rey orate. Hoy lo podemos ver desnudo y expuesto en toda su decadencia como el impresentable líder de un imperio ahogado en sus excesos. Putin fue paciente y ganó como una consecuencia natural de quien entiende mejor el juego y sabe que el tiempo, el invierno y el sentido común ganan guerras.

- ¡No, maestro, no! ¿Qué tiene que ver el invierno en esto? Lo que pasa es que usted todo lo extrapola y lo matiza bajo su ideología seudointelectual de chairo. Me sorprende que no vea lo que es tan claro: este señor está secuestrando el mundo y en una de esas lo puede matar con todos nosotros dentro. No le va a importar si Putin, Europa, los historiadores, usted y sus teorías tienen razón ¡a todos nos va a llevar el diablo!... Bueno, hasta un pescado horrible salió del mar como aviso del apocalipsis que se viene con este loco caprichoso que ya le cambió el nombre a nuestro Golfo nomás por naco y para irle midiendo el agua a los tamales.

- Cálmese, profe, tampoco es para que se altere tan feo. Pero, mire, asumiendo que usted tenga razón en su concepto del secuestrador, lo que yo creo que todo mundo debe hacer es ayudar al loco a entrar en razón para que no le salga lo sicótico. No hablo de confrontarlo ni darle el avión, al contrario, creo que hay buscar la manera de convencerlo de negociar por un bien mayor...

- ¡Eso es imposible, maestro! Me extraña que sea tan ingenuo. ¿Por qué cree que están pensando en ir a marte?... ¡Pues porque representa su sobrevivencia si revientan el mundo! ¿A poco cree que es casualidad que hayan hecho tantas películas sobre holocaustos nucleares y exterminio?

- Bueno, profe, usted ya se puso muy denso y conspiranoico, pero déjeme plantearle algo basado en el sentido común. Si a usted o a mí alguien nos secuestrara tenemos de dos sopas: podemos resistirlo y luchar, con el riesgo de morir, o podemos negociar y ayudar al secuestrador a encontrar soluciones para destrabar el conflicto y resolverlo de la mejor manera para las partes. Es decir, si el tipo tiene armas, está loco y a fuerza quiere ganar, sería poco sensato enfrentarlo y creer que se le puede vencer de esa manera tan ventajosa para él. Luchar siempre nos hará dignos, pero la otra opción también nos daría esperanza, ¿no cree, profe?

- Es que para usted todo es teoría, maestro. La verdad es más radical y, por lo mismo, peligrosa; a éste no hay cómo ayudarlo, créame, es el mismo diablo y nos va a cargar si el resto del mundo no se pone las pilas.

- Está bien, profe, tiene razón. Hemos de asumir entonces que al mundo está secuestrado. Y no es que me haya convencido, pero razonando sobre lo que podemos hacer creo que sólo nos quedaría rezar y sonreír por el humor negro implícito en reconocer que si ya es jodido que nos secuestren, lo peor es ver que el secuestrador sea un imbécil y nuestra vida dependa de él.

- ¡Es lo que le digo, maestro! Parece que ya entendió un poco al menos.

- Al contrario, profe, la historia dice que los tiranos, dictadores o verdugos, siempre terminan mal. Pero, mire, para que vea que entiendo sus puntos le recomiendo la película Guerra Civil. Le va sorprender y le va a gustar mucho el final. Como a mí me gusta este tiempo de cambios.

¡Qué bueno que ya vienen los marines a enseñarnos cómo se abraza de manera efectiva al CO!” Héctor Suárez Gomís Comediante

Zhu Jingyang

Embajador de China en Colombia

Amigos, las langostas son un desastre natural, pero cuando la langosta llega sola, no es motivo de preocupación. Lo mismo pasa con los tontos.”

Pablo Majluf

Analista político

Necesitamos un narco de la talla de Pancho Villa (si viviera hoy sería narco) que ataque a EU para que nos declaren la guerra y nos reconstruyan como a Japón.”

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