1.
Poco se escribe sobre el PÚBLICO de la oferta cultural entendiéndolo como la suma de las unidades que lo componen. El público es materia de análisis de la psicología colectiva y generalmente se menciona a partir de lo medible, lo cuantificable, el número de asistentes (espectadores), la derrama económica que genera a los inversionistas.
El público, o mejor dicho “los públicos”, se definen por la heterogeneidad de sus integrantes, quienes siendo diversos, se unen como por arte de magia, cuando el placer estético los toca.
Y déjeme decirle, que está comprobado, que entre las cosas más conmovedoras del mundo está el placer de la multitud que canta-llorando frente al buen artista, o en el caso de los museos, sentirse entre la gente arremolinada frente a l milagro de una  composición afortunada.

2.
Hoy las políticas públicas obligan a quienes se encargan de administrar la cultura a atender a los públicos masivos. No obstante, las lágrimas derramadas de puritita emoción, los corazones conquistados de uno en uno, la sonrisa del niño que aprende el placer de la artefactura deberían tomarse más en cuenta cuando se habla de la famosa “creación de públicos”, de la que hablamos los historiadores del arte. Hay que pensar más en “las obras clásicas” de la literatura, la pintura, la música. Pocas almas se ganan para las artes y la cultura desde la oferta masiva, esa que Mario Vargas Llosa critica cuando habla de la sociedad del espectáculo.

3.
Todo este preámbulo, querido lector, porque el viernes pasado quise llorar de la emoción, de ver a tanta gente tratando de entrar a la Sala Manuel M. Ponce del Jardín Borda, al primer “Concierto entre Amigos”, ofrecido por Amigos de la Música, asociación que presiden Sergio Soto y María Luisa de Mateo.
La serie de 16 conciertos la pensamos quienes colaboramos en la Direccion General de Museos de la Secretaría de Turismo y Cultura, con la Secretaría de Cultura federal y la Asociación de Hoteleros del estado, quienes nos están apoyando en la atención de los artistas que trabajan en el programa “Bellas Artes a todas pares” del INBAL.  Este proyecto tiene como objetivo recordar la gestión de Shigeko Watson, impulsora, hace treinta años de Amigos de la Música.
¡Imagínese usted, más de 400 personas emocionadas, interesadas en un recital de piano, en una sala con butacas para 170 personas! ¡Qué emoción ver la fila de gente alrededor del viejo patio.Claro que a la hora del recital hubo gente sentada en el piso y de pié, disfrutando al virtuoso japonés Naoya Seino y su accesible programa.
No dejo de señalar que el tono emocional lo prepararon Adalberto Ríos Szalay y Sergio Soto contándonos quién fue Doña Shigeko -serenidad en movimiento- y cómo hacía las cosas. Escribió Don Ríos Szalay que Shigeko fue prima ballerina en Tokio, estudió opera, se desempeñó al lado de sus esposo en el mundo diplomático, se hizo especialista en danzas rituales de la India y al llegar a México se incorporó al mundo de los museos y continuo la labor de René Solís, quien había fundado Amigos de la Música en CUERNAVACA. Narró el fotógrafo cómo en sus tiempos de funcionario sumó a las labores del entonces Instituto de Cultura de Morelos, las de Shigeko y las de la UAEM, potenciando así la colaboración con la sociedad civil, con promotores como el Arq. Gonzalo Arenas, Braulio Hornedo, etc.
Así fue como el Borda comenzó a ser la casa de Amigos de la Música. Así fue como Shigeko, quien también era estupenda anfitriona generó esta sinergia entre amigos que buscamos compartir el gozo y la reflexión estética. Como dice mi amigo periodista ALM: no en balde las vacas dan más leche cuando escuchan buena música y las plantas voltean a las bocinas de donde salen nobles armonías. Instinto de conservación. Los espero de nuevo, con los brazos abiertos, en 15 días. FIN.

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