El lago de Tequesquitengo, en Morelos, esconde bajo sus aguas una historia rodeada de misterio y tragedia. Aunque hoy es un popular destino turístico, anteriormente fue un pueblo que quedó bajo el agua víctima de la codicia.
La Leyenda del Hundimiento
Cuenta la historia que en el siglo XIX, en el lugar donde hoy se encuentra el lago, existía un pequeño pueblo llamado San Juan Bautista Tequesquitengo. Sus habitantes vivían tranquilos, rodeados de tierras y cultivos que prosperaban gracias a los canales de riego que abastecían la zona.
Sin embargo, según la leyenda, los dueños de una hacienda cercana quisieron expandir sus terrenos y aumentar la producción de caña de azúcar. Para ello, ordenaron desviar el cauce de un río para irrigar sus campos, sin prever las consecuencias. Lo que comenzó como un simple ajuste en el sistema de riego pronto se convirtió en un desastre: el agua comenzó a inundar el pueblo, llenando las calles y obligando a los pobladores a huir desesperadamente. A medida que la inundación avanzaba, las casas y las tierras fueron cubiertas por el agua, y el pueblo quedó sumergido por completo. Se dice que, antes de desaparecer por completo, algunos habitantes intentaron salvar sus propiedades, pero el agua no dio tregua.
El Lago de Tequesquitengo Hoy
Hoy en día, el lago de Tequesquitengo es un centro turístico ideal para la práctica de deportes acuáticos, paseos en lancha y descanso. Aunque la tragedia de su hundimiento quedó atrás, la historia del pueblo hundido sigue en el imaginario colectivo. Se dice que en ciertas ocasiones, es posible ver los restos de la iglesia bajo las aguas del lago, especialmente cuando el nivel del agua baja considerablemente. Muchos afirman haber oído extraños sonidos provenientes de las profundidades, como campanas que aún suenan a lo lejos, lo que alimenta la leyenda y la fascinación que sigue ejerciendo este misterioso lugar.