En Morelos, donde el calor aprieta y la tierra es fértil se echó a andar la primera Red de Tejedoras de la Patria, un proyecto impulsado por la presidenta Claudia Sheinbaum, pero que encontró donde echar raíces en este estado gracias a una Gobernadora que no le saca al trabajo de campo, como lo es Margarita González Saravia.
Este programa no es cualquier cosa. No se trata de una ocurrencia de escritorio ni de promesas al viento. Las Tejedoras de la Patria son mujeres comprometidas con su comunidad, con la transformación del País y con los valores que sostienen a la Cuarta Transformación: honestidad, justicia y bienestar para todas y todos. Ellas no están ahí por cuota ni por relleno; están porque son pilares en sus barrios, en sus colonias, en sus pueblos.
Y ojo, que el nombre no es nomás de adorno. Tejen, sí, pero no sólo hilos: tejen confianza, organización, redes solidarias. Son lideresas comunitarias que se convierten en puente entre el gobierno y la gente, que ayudan a bajar programas, a explicar derechos, a defender causas justas. Son, como quien dice, el alma viva del movimiento.
El evento en Cuautla fue testimonio de que el poder femenino no se improvisa. Ahí estuvo la presidenta Sheinbaum, conviviendo con las mujeres, y también la gobernadora Margarita González Saravia, que se ha ganado fama de trabajadora incansable. Siempre en territorio, Margarita está escuchando, gestionando, resolviendo. Y qué bueno, porque para que estas redes florezcan se necesita una gobernante que tenga contacto directo con el pueblo.
En Morelos, donde la historia revolucionaria sigue viva, estas nuevas tejedoras escribirán una página distinta: una donde las mujeres ya no sólo sostienen el hogar, sino que también construyen el rumbo del País. Y si eso no es transformación, que alguien me diga qué sí lo es.
No está de más decir que esto es a título personal.
¡Saludos!
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