Durante décadas, el campo morelense fue visto como un asunto secundario, casi decorativo en la agenda pública. Sin embargo, la administración que encabeza la Gobernadora Margarita González Saravia ha demostrado que, cuando se le da prioridad real, el sector agropecuario puede convertirse en motor de desarrollo económico, social y ambiental para todo el estado.
El pasado 14 de agosto, en Zacatepec, se presentó la Plataforma Digital Agropecuaria ‘Sig-Tlakualli’ y el relanzamiento de ACUAC. Estas herramientas digitales permiten a las y los productores acceder, desde su teléfono o computadora, a información clave como mapas de fertilidad de suelos, datos de climatología, hidrología y proyecciones productivas. Esto significa tomar decisiones más inteligentes, optimizar recursos y planificar con mayor precisión, algo que hace unos años sonaba tan lejano como ‘sembrar nubes a mano’.
Esta estrategia no es un esfuerzo aislado. Forma parte de una política integral que, desde el inicio del sexenio, busca modernizar y dignificar el trabajo en el campo. Ejemplo de ello es la tecnificación de pozos agrícolas por goteo en Tepalcingo, realizada con apoyo de Conagua y Ceagua, que contribuye a un uso más eficiente del agua y mejora la productividad de los cultivos.
En materia de inversión, la diferencia es notable: mientras antes apenas se destinaban recursos mínimos, hoy el monto para el campo supera los 700 millones de pesos, cifra histórica para Morelos. Este impulso se traduce en programas de apoyo directo, como el Crédito a la Palabra, que ha otorgado financiamiento sin trámites engorrosos, así como en la puesta en marcha de seguros ganaderos y agrícolas que protegen a las familias ante contingencias. Porque aquí no se trata de dar ‘atole con el dedo’, sino de cumplirle de verdad a quien trabaja la tierra.
La capacitación también ha sido prioridad. De la mano de Sedagro e INIFAP, se realizan seminarios quincenales para que productoras y productores comprendan mejor los ciclos agrícolas, las condiciones climáticas y las estrategias de manejo sustentable. A ello se suman las ferias regionales de financiamiento, donde se han vinculado a cientos de personas con créditos, asesorías y programas federales.
Más que un discurso, la estrategia de la tierra que nos une se refleja en resultados palpables: infraestructura, conocimiento, tecnología y financiamiento, todos enfocados en fortalecer la soberanía alimentaria y en hacer del campo un espacio de oportunidades y no de carencias. Porque si el campo está fuerte, la mesa de todos también lo está.
Hoy, el campo de Morelos avanza hacia un modelo justo, productivo y sostenible, en el que la tecnología no sustituye al productor, sino que lo acompaña. La prioridad es clara: devolverle a la tierra y a quienes la trabajan el lugar que merecen, para que de ahí florezca un futuro próspero para todo el estado.
No está de más decir que esto es a título personal.
6x6: La semana pasada se llevo a cabo en Cuernavaca una carrera en homenaje al Pierroth Jr, evento que por supuesto fue un éxito.
Y es que celebrar a Pierroth no sólo es hacerlo al máximo referente del deporte espectáculo en nuestro Estado, es rendir tributo a uno de los más importantes estetas en la historia de nuestra lucha.
Egresado de la Arena Isabel, Norberto Salgado conquistó las dos más grandes empresas mexicanas con su estilo duro, recio. Bautizó a los famosísimos ‘pierrotazos’ e incluso tuvo algunas apariciones en la WWF (Ahora renombrada WWE).
Fue también uno de los pocos luchadores en la historia que tras perder la máscara toman aún más fuerza y luego de una temporada trabajando para la empresa WWC en Puerto Rico, regresó a México con el personaje que lo hizo ser el rudo más amado y odiado: el comandante Pierroth, líder de ‘Los Boricuas’ una de las facciones que dominó la escena a principios de este milenio.
Los que crecimos viendo al Bocazas destrozar a sus rivales (en el ring y con micrófono en mano) entendimos entonces el significado de la frase ‘Rudeza es grandeza’. Y que mayor orgullo que el más grande rudo de la lucha libre sea Morelense.
¡Saludos!
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