Trabajó más de 50 años en la Policía Judicial del Estado de Morelos, laboró en los principales diarios del País y colecciona biografías de los Héroes de la historia de México, Crescencio Basave nació en Arcelia, Guerrero el 20 de marzo de 1943.

 Su padre se llamó Crescencio Basave Mendoza; era agricultor, sembraba maíz y ajonjolí.

 Tenía algo de ganado.

Su mamá, María Inés Olea Aguilar era ama de casa.

 Tuvieron tres hijos: Infra, Crescencio y Salvador ellos dos viven en Cuernavaca y su hija Infra vive en Arcelia.

A los tres años falleció su papá y su tío Santiago recogió a toda la familia, incluyendo a la abuela Epitafia Mendoza Navarro y se fueron a vivir a un rancho a diez kilómetros de Arcelia.
 Ahí convivían con cuatro primos: Carmen, Rodolfo, Esteban y Silverio, quienes eran mayores que ellos.

Nos cuenta que fue desdichado, al ser maltratado por la familia del tío Santiago quienes se burlaban de sus hermanas, de la abuelita y de él, poniéndolos a trabajar en las labores de la casa como si fueran sus sirvientes.

Estudió en la escuela primaria Benito Juárez en su ciudad natal.

 A los 19 años se fue a la Ciudad de México.

 Vivió unos meses en casa de su tía María Luisa Basave Mendoza.

 Emigró a Guanajuato a la casa de su prima hermana Pina Salgado Basave, quien trabajaba en el negocio de la venta de zapatos y Crescencio laboró con ella hasta que llegó a la Ciudad de México.

 “Fue el año en que mataron al presidente John F.  Kennedy, Presidente de los Estados Unidos”.

Consiguió trabajo en una fábrica de pinturas llamada “Colorama” en la calle Mar Egeo por las calles de Tacuba.

Ahí era igualador de colores y al año puso su renuncia.

Su tío Arnulfo Guerrero Miranda lo recomendó para que le dieran trabajo en el periódico Novedades al departamento “formación” como aprendiz durante seis meses en el departamento de tipografía.

Lo pasaron a ser Oficial Suplente del personal que dirigía redacción y cubrían los departamentos en que los trabajadores de base se ausentaban, cuyo jefe era Vicente Márquez.

Se cambió al periódico Excélsior y también lo pusieron en el departamento de formación pero con un mejor sueldo, pues este rotativo era una cooperativa.

Ahí trabajaba en la edición de Primeras Noticias y la de Ultimas Noticias de la mañana y de la tarde, cuyo jefe de departamento era Luis Millares.

En 1971 llegó a Cuernavaca y tanto le gustaba ser policía y aprender el manejo de las armas, que siendo Don Felipe Rivera Crespo Gobernador del Estado de Morelos, conoció al licenciado Teodoro Lavín González el que le preguntó si era policía.

Crescencio contestó que él ya quisiera serlo pero no ha habido la oportunidad.

El licenciado Lavín lo recomendó con el Director Francisco Bravo Delgado y causó alta en junio de 1971 como agente de la Policía Judicial del Estado de Morelos.

Lo asignaron al quinto distrito de Yautepec, cuyo titular era Juan Salgado Vázquez, padre del licenciado Juan Salgado Brito, conocido político en el Estado de Morelos.

Como agente lo enviaban por todo el estado.

 Ese mismo año conoció a Carmen Molino Carrillo con quien procrearon cuatro hijos: Crescencio Bolívar, María Azucena, Carmen Magnolia y Julio David.
 Los cuatro están casados, tiene once nietos y todos ellos viven en Estados Unidos.

 “Tengo muy buena relación con todos ellos, por desgracia mi esposa falleció en 2014 de una terrible enfermedad”, añadió con dolor.

Nos cuenta que mientras trabajaba en la judicial, una de las más impactantes experiencias fue cuando el Doctor Armando León Bejarano era gobernador, el Director de la Policía Judicial, Luis Villaseñor Quiroga organizó un grupo de asaltabancos.

Luego se ponían de acuerdo con los cajeros de las instituciones bancarias quienes les señalaban la cantidad de dinero que algún cliente sacaba, como se llamaba y donde vivía.

A veces sus hombres se encapuchaban y asaltaban algún banco.

Entrando el gobierno del doctor Lauro Ortega Martínez, se nos dio la orden de detener a Villaseñor por los delitos de robos bancarios.

 Crescencio, recibió la orden del Director de la Policía Judicial, para arrestar al exdirector de la judicial.

 Fue por él al restaurante La Parroquia y se lo llevó detenido.

 “Y así hay otros que he arrestado por algún delito cometido”, concluye.

Acumuló 18 años trabajando para la policía judicial, tanto en el Estado, como en Guerrero y en febrero de 2004 tramitó su pensión por cesantía al cumplir 70 años, en el tiempo que laboró con el licenciado José Luis Uriostegui Salgado, siendo este, Procurador de Morelos.

 Crescencio explica que el licenciado Uriostegui era tan buena persona que él mismo se quedaba a trabajar como su chofer, su secretario y su guardaespaldas.

Crescencio se recuerda de las vacaciones que le daban en la Procuraduría, a las que llevaba a su esposa y a sus cuatro hijos a la tierra de su nacimiento, Arcelia, Guerrero, donde los niños se divertían de lo lindo.

 Ahí estaba el rancho de su hermana Infra y se celebra la fiesta de la Virgen de Guadalupe el día 12 de enero, porque pegado a la ranchería existe otra más grande donde la festejan el mero día 12 de diciembre.

Sus hijos se divertían al igual que su esposa y él de lo lindo, viendo al ganado pastorear, visitando el Río de las Juntas, a nadar en “Las fosas” en agua fresca y cristalina, a pescar mojarritas.
 Por desgracia hoy el río ya está seco, porque sólo le llega el agua durante el temporal.

Conocieron la exhacienda de Temixco, el balneario San Ramón, ubicado en Chiconcuac, el de San Gabriel Las Palmas y Puente de Ixtla.
 Esa corriente venía de los ojos de agua de Cuauhchichinola con los que siempre estuvieron peleados.

 Pero el agua que llegaba a San Gabriel y a Cuauhchichinola se perdió durante el terremoto de 1985, se olvidaron los pleitos pero volvieron a surgir cuando regresó el agua a los manantiales.

Sus hijos terminaron la secundaria y se fueron a Estados Unidos de emigrantes; ahí no corren ningún peligro y les va muy bien en sus trabajos y el que está más tranquilo es su papá.
 Los hijos lo invitan a quedarse con ellos pero él nos asegura que nunca dejará a su querida Cuernavaca.

Crescencio dice estar muy agradecido con el gobierno de Morelos ya que siempre lo han tratado muy bien.
 Tiene su pensión y aquí radica diciendo que saldrá sólo con los pies por delante.

A los 76 años se dedica a dar mantenimiento a las casas de sus vecinos y a cuidar de la propia la que construyó con mucho trabajo en Lomas del Carril en Temixco.

Entregado a lo fascinante de las biografías de personajes que ha logrado reunir de la Historia de México desde Benito Juárez con la “Reforma”, de Francisco I Madero y la Revolución Mexicana con Francisco Villa, Emiliano Zapata y otros.
 Es de aplaudir la labor de Crescencio Basave Olea a su trayectoria y a su amor por Cuernavaca.

El señor Crescencio Basave Hombre enamorado de Cuernavaca.

Crescencio y sus hijas María Azucena y Carmen Magnolia

Por: Rafael Benabib / rafaelbenabib@hotmail.com

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