Poza Rica, Veracruz.- En una casa color verde turquesa de la calle José Martí, en la colonia Morelos, una joven de 20 años soñaba con convertirse en psicóloga. Diana Jael Cuervo Santos, estudiante del quinto semestre de Psicología en la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad Veracruzana (UV), quedó atrapada en su pensión estudiantil durante las inundaciones del viernes 10 de octubre. Encerrada bajo llave, el agua del desbordado río Cazones subió implacable, ahogándola en lo que debería haber sido su refugio. Su historia no es sólo una pérdida individual: es el rostro humano de una catástrofe que ha cobrado al menos 29 vidas en Veracruz y 64 a nivel nacional, dejando un rastro de destrucción, desaparecidos y reclamos por una respuesta gubernamental tardía.

Diana, originaria de Tamiahua, un pueblo costero al norte de Veracruz, había elegido Poza Rica para perseguir su carrera. Vivía sola en esa pensión modesta, a sólo cuatro cuadras de su facultad, un arreglo común para miles de estudiantes foráneos que buscan independencia en esta ciudad petrolera. Pero el 10 de octubre, las lluvias torrenciales –parte de un frente frío que azotó el Golfo de México– transformaron las calles en ríos furiosos. El Cazones se desbordó, inundando barrios enteros con agua que superó los tres metros en algunas zonas. Vecinos describen escenas apocalípticas: autos arrastrados, casas sumergidas y gritos de auxilio perdidos en la tormenta. En la pensión de Diana, el agua tapó por completo su habitación. Huellas de dedos en el lodo sobre las cortinas grises de la cocina sugieren un desesperado intento de escape, aunque no se sabe si fueron suyos o de los rescatistas que hallaron su cuerpo horas después.

Compañeros de la UV reportaron su desaparición en redes sociales desde la madrugada. "Ayúdennos a encontrarla", publicaban en grupos de Facebook y X, compartiendo fotos de una joven sonriente con ojos vivaces y cabello oscuro. Horas más tarde, la confirmación llegó como un golpe: Diana fue una de las primeras víctimas identificadas. La UV emitió un comunicado oficial lamentando su muerte, y su nombre se sumó a la lista de fallecidos que incluye a otro estudiante de la misma institución, un joven de Medicina cuyo cuerpo fue encontrado en circunstancias similares.

Pero el dolor se multiplica: testimonios iniciales hablaban de hasta 192 alumnos desaparecidos en la región Poza Rica-Tuxpan, una cifra que desató protestas y reclamos. Aunque la rectoría de la UV desmintió reportes oficiales de tal magnitud y anunció un censo puerta a puerta, la incertidumbre persiste. "Nuestros compañeros no son un número más", reza el lema de una megamarcha convocada para el 24 de octubre en Xalapa, Poza Rica y Tuxpan.

La visita de la presidenta Claudia Sheinbaum a Poza Rica el domingo 13 de octubre expuso la frustración colectiva. Rodeada de damnificados, fue confrontada por un estudiante de Medicina que, con voz temblorosa, le reclamó por los compañeros no localizados. "Hay 192 desaparecidos de la UV, ¿dónde están?", gritó, mientras la mandataria prometía más apoyo y censos inmediatos. Sheinbaum confirmó dos muertes de alumnos y enfatizó que ninguna familia quedaría desamparada, pero los residentes denuncian demoras en el rescate. "El auxilio llegó tarde", dice Fernando Pulido, un estudiante de Enfermería y creador de contenido que sobrevivió huyendo con lo puesto. Su departamento quedó destruido, y como muchos foráneos, perdió libros, ropa y sueños en el lodo. "Somos vulnerables aquí, lejos de casa", narra en un video viral que ha acumulado miles de vistas.

Esta no es sólo una inundación estacional; es el resultado de un patrón climático exacerbado por el cambio climático y fallas en la infraestructura. Veracruz, con su red de ríos y vulnerabilidad a huracanes, ha visto desastres similares en el pasado, pero este octubre ha sido brutal. La Coordinación Nacional de Protección Civil reporta 18 desaparecidos en el estado, con esfuerzos de búsqueda intensificados por la Marina y el Ejército. En Poza Rica, barrios como Morelos y Guadalupe Victoria siguen cubiertos de barro, con vehículos colgando de cercas y casas derruidas. Nacionalmente, las lluvias han dejado estragos en Hidalgo (18 muertos), Puebla (9) y otros estados, sumando 64 fallecidos y miles de desplazados.

En medio del caos, emergen historias de resiliencia. Vecinos como los de la colonia Morelos formaron cadenas humanas para rescatar a atrapados, mientras voluntarios reparten alimentos y ropa.

Pero la indignación crece: ¿por qué las alertas no fueron más tempranas? ¿Por qué las pensiones estudiantiles, a menudo precarias, no tienen protocolos de emergencia?

Diana Jael, con su aspiración a sanar mentes, se convierte en emblema de una generación vulnerable. Su muerte no fue un accidente aislado; es un llamado a repensar cómo protegemos a los más expuestos en un México cada vez más azotado por el clima.Mientras el sol se pone sobre el Cazones calmado, Poza Rica llora. Y en Tamiahua, una familia prepara un funeral. La turquesa pensión, ahora marcada por el lodo, permanece como testigo silencioso de una tragedia que no debió ocurrir.

Cumple los criterios de The Trust Project

Saber más

Síguenos en Google Noticias para mantenerte siempre informado

Sigue el canal de Diario De Morelos en WhatsApp