En medio de un panorama donde los trastornos emocionales y psiquiátricos están al alza, solo el 20 % de la población en México tiene acceso a atención mental —un lujo que seis de cada diez no puede permitirse.
Costos elevados y consumo en auge
Desde la pandemia hasta hoy, el consumo de medicamentos psiquiátricos se ha duplicado. Mientras que en 2021 se recetaron 25 millones de unidades, se prevé que para fines de este año se habrán dispensado cerca de 48 millones. Este alza ha beneficiado principalmente al sector farmacéutico.
Los fármacos más demandados incluyen sertralina, paroxetina y fluoxetina, cuyas prescripciones han crecido de manera notable en los últimos tres años.
La brecha entre necesidad y atención
Aunque la depresión y la ansiedad son los principales padecimientos registrados, hasta el 60 % de los afectados no recibe tratamiento profesional. Muchos afrontan barreras económicas, sociales o de estigma que impiden el acceso.
¿Por qué es inaccesible?
La atención en salud mental se concentra principalmente en servicios privados, lo que implica costos elevados para la población. En promedio, una consulta especializada puede costar entre 700 y 2 500 pesos, mientras que los medicamentos pueden oscilar entre 500 y 2 500 pesos al mes.
La mayoría de los seguros médicos ni siquiera cubren estos aspectos, y la inversión pública sigue siendo muy limitada, lo que profundiza la inequidad en el acceso.
Consecuencias y urgencia de atención
Se estima que alrededor del 30 % de la población mexicana ha padecido un trastorno mental en algún momento, con al menos 20 millones de personas afectadas. Además, muchos casos no reciben un diagnóstico temprano, especialmente durante la infancia o adolescencia.
Especialistas alertan que la falta de tratamiento puede incrementar la tendencia al suicidio y empeorar la calidad de vida de quienes padecen estas condiciones.
