En un mundo donde las enfermedades cardiovasculares siguen siendo la principal causa de muerte en mujeres, reconocer los síntomas atípicos de un infarto es crucial. A diferencia de los hombres, donde el dolor opresivo en el pecho es el signo más común, las mujeres a menudo experimentan manifestaciones sutiles que se atribuyen erróneamente a problemas como indigestión, estrés o fatiga crónica. Según expertos, esta confusión contribuye a que las mujeres tarden más en buscar ayuda médica, aumentando el riesgo de mortalidad hasta en un 50% en comparación con los hombres.
Un análisis de fuentes médicas y redes sociales revela cómo estos síntomas "silenciosos" pasan desapercibidos, y por qué es vital educar sobre ellos.Los síntomas atípicos: cuando un infarto se disfraza de malestar cotidianoLos infartos en mujeres no siempre anuncian su llegada con un dolor intenso en el pecho. En cambio, pueden presentarse como molestias que imitan otras afecciones comunes, lo que retrasa el diagnóstico y el tratamiento. Entre los más frecuentes destacan:
- Fatiga extrema o cansancio inexplicable: Muchas mujeres reportan un agotamiento repentino que no se alivia con descanso, similar a un resfriado o estrés laboral. Este síntoma afecta hasta al 70% de las mujeres durante un infarto y puede aparecer días antes del evento principal.
- Náuseas, vómitos o indigestión: A menudo confundidos con problemas estomacales o intoxicación alimentaria, estos signos gastrointestinales son más prevalentes en mujeres. Pueden ir acompañados de acidez o malestar abdominal, lo que lleva a ignorarlos como algo pasajero.
- Dolor en áreas no convencionales: En lugar del pecho, el dolor puede irradiarse a la mandíbula, cuello, espalda, hombros o brazos. Este malestar se describe como una presión, rigidez o puntadas, y se asocia frecuentemente con problemas musculares, dentales o incluso migrañas.
- Falta de aire o dificultad para respirar: Sin esfuerzo físico aparente, este síntoma puede parecer un ataque de ansiedad o asma. Es común que ocurra junto con sudor frío o mareos, intensificando la confusión con condiciones respiratorias.
- Mareos, sudoración repentina o aturdimiento: Estos pueden mimetizarse con un desmayo por baja presión o un virus estomacal. En mujeres posmenopáusicas, donde el riesgo aumenta debido a cambios hormonales, estos signos son particularmente engañosos.
Estudios de organizaciones como la American Heart Association y Mayo Clinic indican que estas variaciones se deben a diferencias biológicas, como la distribución de placa en las arterias y factores hormonales, que hacen que los infartos en mujeres sean más "silenciosos".
Además, en redes como X (anteriormente Twitter) y Facebook, usuarias y expertos comparten testimonios que resaltan cómo estos síntomas se minimizan, con posts virales alertando sobre la necesidad de no ignorarlos. Factores de riesgo y por qué las mujeres son más vulnerablesLas mujeres enfrentan un mayor riesgo postmenopáusico, agravado por condiciones como diabetes, hipertensión, obesidad y tabaquismo. La preeclampsia durante el embarazo también eleva las probabilidades a largo plazo.
En España y Latinoamérica, donde las enfermedades cardíacas matan a más mujeres que el cáncer de mama, la falta de conciencia agrava el problema. Publicaciones en sitios de noticias como Faro de Vigo y Univision subrayan que las mujeres tardan en promedio 37 minutos más en llamar a emergencias, confundiendo los síntomas con algo benigno. Recomendaciones: actuar rápido para prevenir tragediasAnte cualquier combinación de estos síntomas, especialmente si duran más de cinco minutos o se intensifican, llame inmediatamente al servicio de emergencias (112 en España o equivalente local). No espere a que pase; un electrocardiograma oportuno puede marcar la diferencia. Prevención incluye chequeos regulares, control de colesterol y presión arterial, y un estilo de vida saludable. En resumen, los infartos en mujeres no siguen el guion clásico, y esa es la trampa. Compartir esta información en redes y consultas médicas puede empoderar a miles, reduciendo la brecha de género en la salud cardiovascular. Si experimenta algo inusual, escuche a su cuerpo: podría estar salvando su vida.

