En el sitio www.oecd.org/pisa se lee lo siguiente: “PISA es una encuesta trienal de estudiantes de 15 años de todo el mundo que evalúa el grado en que han adquirido conocimientos y habilidades clave esenciales para la plena participación en la vida social y económica”.
La evaluación busca medir tres tipos de competencia:
1. Lectora, que es “la capacidad de los estudiantes para comprender, usar, evaluar, reflexionar y comprometerse con los textos con el fin de lograr sus objetivos, desarrollar el conocimiento y el potencial de uno, y participar en la sociedad”.
2. Matemática, que se define como “la capacidad de los estudiantes para formular, emplear e interpretar las matemáticas en una variedad de contextos”.
3. Científica o “la capacidad de comprometerse con temas relacionados con la ciencia, y con las ideas de la ciencia, como un ciudadano reflexivo”.
En 2018, el examen PISA se administró a 600,000 adolescentes de 15 años que residen en 78 países.
Ese año, las respuestas de los quinceañeros estonianos colocaron a su país en los lugares más altos de entre las 78 naciones participantes: quinto en competencia lectora, cuarto en competencia matemática y sexto en competencia científica. Las calificaciones obtenidas, dependiendo de la competencia evaluada, sólo quedaron por debajo de China (Macao, Hong Kong, Taiwán), Singapur, Japón y Corea.
Ese mismo año, México quedó en los lugares 53 en competencia de lectura, 61 en competencia matemática y 57 en competencia científica.
¿Cómo explicar que en tan solo 30 años haya alcanzado una alta calidad el sistema educativo de Estonia, un país pequeño país báltico que apenas se liberó de la extinta Unión Soviética en 1991?
De acuerdo con el consultor Kevin Dickinson, educador que escribe en bigthink.com/the-present/estonia-education, el éxito del sistema educativo de Estonia se explica, entre otras cosas, por: “Los almuerzos, los libros de texto, el transporte y los materiales de estudio se proporcionan de forma gratuita, y las actividades extracurriculares se subvencionan para que las tarifas se mantengan bajas. Los municipios locales también subvencionan la educación preescolar… las tarifas están vinculadas a la situación financiera de los padres… muchos niños comienzan sus carreras educativas a una edad temprana, a los 15 meses de edad. Debido a que la educación preescolar no es obligatoria, los padres tienen más libertad sobre cómo sus hijos asisten a la escuela: medio día, algunos días a la semana, etc. En el jardín de niños, Estonia tiene una tasa de asistencia del 91 por ciento. La asistencia a la primaria es casi universal… Estonia ha reducido la brecha entre la situación socioeconómica de un estudiante y su acceso a una educación de calidad. … ha hecho de la alfabetización digital una competencia clave requerida en sus resultados educativos. Los materiales de aprendizaje, como libros de texto y evaluaciones, deben estar disponibles de forma gratuita en formato digital. Incluso las escuelas en áreas remotas disfrutan de acceso a Internet de alta velocidad.”
Tal vez sería conveniente que México mandara a los expertos de la SEP a estudiar el modelo educativo estoniano que ha logrado en 20 años lo que nuestro país no ha podido en 200.

Cumple los criterios de The Trust Project

Saber más

Síguenos en Google Noticias para mantenerte siempre informado

Sigue el canal de Diario De Morelos en WhatsApp