Lo he dicho y escrito muchas veces: por razones diversas los gobiernos de México le han pagado poco a los servidores públicos federales, estatales y municipales que son responsables de nuestra seguridad (policías), de nuestra salud (médicos) y de la enseñanza de nuestros hijos (maestros). A éstos podríamos añadir a muchos más; por ejemplo, a quienes procuran e imparten justicia (ministerios públicos y jueces) o garantizan nuestra seguridad cuando viajamos a bordo de un avión (controladores aéreos).

Los bajos salarios de la mayoría de los servidores públicos son una forma de injusticia que aún dista de ser corregida.

El lunes, durante la conferencia de prensa del presidente Andrés Manuel López Obrador, el secretario de Hacienda Rogelio Ramírez de la O anunció y explicó la nueva política salarial respecto a los maestros.

Esto dijo:

“Tenemos aumentos de salarios menores a 12,000 pesos mensuales brutos, son 49,000 profesores. Estos son salarios de maestros y maestras que son los formadores iniciales de la niñez (…) tienen salarios menores y que van a equipararse a 12,000 pesos mensuales”.

Confieso que me sorprendió cuando reconoció que los 49,000 “formadores iniciales de la niñez” perciben menos de 12,000 al mes. Al escucharlo me pregunté: ¿Cómo va a ser eficaz y eficiente un formador de la niñez que no es capaz de mantenerse dignamente con el raquítico ingreso que le paga el gobierno y está obligado a tener otro empleo para poder cubrir sus necesidades?  

El secretario de Hacienda siguió explicando:

“En segundo lugar, hay 957,000 personas que ganan menos de 20,000 pesos mensuales, incluyendo los que están hasta 12 mil. Estos van a recibir 3% para quienes tienen menos de 10,000 pesos, 2% para quienes ganan de 10,000 a 15,000 pesos y 1% para quienes ganan de 15,000 a 20,000 pesos (…) Y, finalmente, para todos, para toda la base (…) hay un aumento de 1.0%, el universo es un 1’181,351 docentes” [retroactivos al 1 de enero pasado].

Es decir que el 81% de los maestros gana menos de 20,000 pesos y muchos de ellos también tienen otros trabajos para obtener más ingresos, lo que, nos guste o no, los distrae de su función principal que es enseñar.

Desafortunadamente, los aumentos anunciados a sueldos y  prestaciones no ayudarán mucho para que la mayoría de los maestros resuelvan sus carencias, máxime que la inflación en 2021 fue de 7.36% y la anualizada hasta abril de este año ya llegó a 7.68 por ciento.

Ramírez de la O también dijo: “… estamos haciendo la aproximación para llegar con sueldos, prestaciones, aguinaldo y las políticas de bienestar a 14 300 pesos mensuales…”.

Los incrementos a los salarios de los maestros deben ser bienvenidos, aunque hay que aceptar que la mayoría de los docentes seguirán teniendo un ingreso que no les permitirá tener lo que la Organización Internacional del Trabajo define como un trabajo decente retribuido con un salario justo.

Con todo y los aumentos, los salarios de los maestros son injustos. ¿Por qué se permitió que se mantuvieran tan bajos durante los primeros 37 meses del gobierno de la 4T? ¿Por qué los aumentos no tomaron en cuenta las tasas inflacionarias de 2021 y 2022? ¿En lugar de subsidiar a las gasolinas no hubiera sido mejor darles un substancial aumento a los docentes?

Por: Eduardo Ruiz-Healy

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