A lo largo de la historia balompédica, han existido jugadores que pertenecen a la aristocracia, por decir lo menos, porque tal parece que algunos, muy poquitos, han venido del espacio sideral. El Rey Pelé, la Saeta Rubia Alfredo Di Stéfano y el Pelusa Diego Armando Maradona, pertenecen a ese selecto grupo de los que me gusta llamar “los cosmonautas del futbol”.
Pero no crean, estimados lectores, que me limita aquel viejo adagio que reza: “todo tiempo pasado fue mejor”; para nada, al contrario. En la actualidad tenemos la dicha de contar con la presencia del portugués Cristiano Ronaldo y del argentino Lionel Messi, quienes se disputan, según los gustos, preferencias y colores favoritos, el título del mejor futbolista del mundo.
Como se los he comentado en otras ocasiones, sin dejar de reconocer que en nuestro querido deporte existen también “los solistas”, en términos generales estoy en contra de las distinciones individuales; digo, escapa a mi entendimiento que se premie a un futbolista en un juego de conjunto. Cuando se gana, ganan todos y cuando se pierde, igual.
Sin embargo, a donde quiero llegar es al tema de que, el jugador que acaparó los premios individuales a nivel mundial, no fue un artesano del futbol; sino, un obrero, quien poniéndose el overol y sin pertenecer a la aristocracia balompédica fue proclamado como el mejor.
Ya adivinaron ustedes, me estoy refiriendo al mediocampista croata Luca Modric, quien juega para el Real Madrid y para la Selección de su país, con quienes colaboró para la obtención de la orejona, que proclamó a los merengues como bicampeones de la Champions y con Croacia para disputar la final de la Copa del Mundo.
Echando a volar la sinceridad, me parece que don Luca no está para ni siquiera amarrarles los zapatos a CR7 y a la pulga; por favor, si hasta dentro de los canes existen razas y en todas las ciudades códigos postales.
Modric es un jugador cumplidor, que marca diferencia, que se echa el equipo al hombro, que lucha los noventa minutos, que recupera muchos balones; pero que, es raro que meta un pase de oro o que marque los goles que otorgan las victorias y conducen a la obtención de títulos ¡No es amigo de la red!
Esta reflexión viene al caso, porque es un buen momento para analizar lo acontecido durante el año que en unos cuando días termina. Haber “canonizado” a Luca Modric y ponerlo a la altura de “los cosmonautas del futbol”, me parece un “sacrilegio”.
Si lo comparamos con Antoine Griezmann, me parece que el francés tendría muchos más merecimientos para haber ganado el balón de oro o el premio The Best que el croata… cuestión de gustos.

Por: Eduardo Brizio / ebrizio@hotmail.com

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