Ayer dio inicio el Ciclo Escolar 2019-2020 y si bien pocos medios anotaron la gravedad de no haber podido entregar cerca de 7 millones 40 mil libros de texto gratuitos, si podemos recordar que esto se debió a la incapacidad del gobierno para llevar a cabo una licitación a tiempo y traer al presente, que esta dilación en la entrega de libros escolares, fue por inoperancia del gobierno.

Sin embargo, la gravedad de los temas educativos aún están por llegar, cuando el Congreso Federal discuta las reformas secundarias a la regresiva Reforma Educativa ya concretada a la Constitución que, entre otras cosas, empodera a los sindicatos y elimina la autonomía institucional en la evaluación educativa.

A un año de la llegada de la “Cuarta Transformación”, la política educativa esta reprobada; permitimos de un plumazo que se eliminara la concepción que las escuelas fueran el centro de la transformación educativa en si mismas, para volverle a dar la paternidad del presupuesto y componendas políticas, tanto a autoridades como a los sindicatos.

Es sumamente deplorable que la óptica que están por darle a las leyes reglamentarias educativas, en lugar de seguir fortaleciendo directamente a los planteles y la autonomía de gestión de las comunidades escolares (escuelas, padres de familia, maestros y comunidad) los vuelvan hacer rehenes de la burocracia; que en lugar de tener al frente de los salones de clases a los mejores maestros, pasamos a que el servicio profesional docente sea simplemente un elemento decorativo y que los dedazos políticos regresaran como mecanismo decisorio de quien debe estar enseñando a nuestros niños.

La política de sepultar la Reforma Educativa del Presidente Peña Nieto, creámoslo, no tiene otros actores más afectados que los propios alumnos, maestros y padres de familia.

Precisamente el reclamo de sexenios anteriores de “despolitizar la política educativa” y que llegara a avances muy profundos, hoy tomará un sentido contrario. La infraestructura educativa relacionada con la construcción, reconstrucción, equipamiento, mantenimiento y rehabilitación de los planteles, malamente regresará a “lo que diga un dedito” en acuerdo con los sindicatos y gobernadores.

Diputados y senadores: el modelo educativo para nuestros niños, a un año, está en el limbo; hoy las cosas que antes estaban resueltas, lamentablemente vuelven a ser problemas; ya no hablemos de implementar programas para que nuestros niños tengan los mejores métodos de aprendizaje de la mano de la capacitación a los maestros, hoy despertaron la ambición a los grupos sindicales de asumir la potestad para que ellos acuerden con la SEP, el modelo a tomar en las escuelas.

La realidad nos ubica en una regresión educativa, no solo por lo que se dejó de hacer en este año, sino por lo que en septiembre la Cámara de Senadores y la de Diputados, estarán dispuestos a concretar en las reformas secundarias, que de quedar como están los proyectos, serán el epitafio a una política educativa progresista.

No se vislumbra un debate donde se ponga en el centro del mismo, la calidad en la educación de niñas y niños, más bien veremos disputas y presiones en las calles de los sindicatos y los temas reales serán, el manejo del presupuesto, plazas y nóminas magisteriales. ¡Tache!

 

Guillermo Amerena Betancourt
amerenaguillermo@gmail.com

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