Ahorrar en el recibo de luz no requiere grandes inversiones. Con simples cambios en la rutina diaria, puedes reducir el consumo eléctrico y ver un impacto real en tu bolsillo.
1. Apaga lo que no usas
Parece obvio, pero muchos dejan luces encendidas o aparatos conectados todo el día. Apagar las luces al salir de una habitación y desconectar cargadores o electrodomésticos que no se usan puede marcar la diferencia.
2. Aprovecha la luz natural
Durante el día, abre cortinas y ventanas. La luz del sol es gratis y suficiente para iluminar gran parte del hogar sin necesidad de focos.
3. Lava con cargas completas
Tanto la lavadora como el lavavajillas consumen mucha energía. Úsalos solo cuando estén llenos y, si puedes, opta por ciclos cortos o de ahorro de energía.
4. Cambia tus focos por LED
Los focos LED consumen hasta 80% menos energía que los tradicionales y duran mucho más. Es una inversión pequeña con grandes beneficios a largo plazo.
5. Ajusta el uso del aire acondicionado o ventiladores
En lugar de enfriar toda la casa, enfócate en las áreas que realmente usas. Mantén puertas y ventanas cerradas para conservar la temperatura.
6. Plancha de una sola vez
Si vas a planchar, junta toda la ropa y hazlo en una sola sesión. Encender y apagar la plancha varias veces gasta más energía.
Pequeños cambios, grandes resultados. Con estos hábitos, no solo cuidas tu economía, también contribuyes al cuidado del medio ambiente.