El 28 de septiembre de 1991, en plena Unión Soviética, se celebró el concierto de rock más grande de todos los tiempos: el legendario festival Monsters of Rock, con Metallica al mando.
El festival tuvo lugar en el aeródromo de Tushino, en Moscú. AC/DC, Metallica, The Black Crowes y Pantera tocaron ese día, mientras que la banda local Electro Shock Therapy representó a la Unión Soviética. El evento reunió, según distintas fuentes, entre 500,000 y 1.6 millones de fanáticos.
Pero no olvidemos que en 1991 el mundo vivía un momento verdaderamente complicado, especialmente Rusia. El país se encontraba en los últimos días de la Guerra Fría y a tan solo 30 días de un golpe de Estado fallido, conocido como el Golpe de Agosto, un intento de los miembros de línea dura del Partido Comunista de la URSS por tomar el poder de manos de Mijaíl Gorbachov, jefe de Estado soviético en ese entonces.
El inicio del Monsters of Rock en Moscú
La entrada al Monsters of Rock fue gratuita. No se permitía vender alcohol en el recinto, pero sí consumirlo, ya que no había seguridad que revisara las bolsas. Los reportes del concierto mencionan numerosos casos de personas entrando con contenedores de varios litros, botellas de vidrio y plástico repletas de cerveza.
El concierto inició con una explanada a medio llenar durante la presentación de The Black Crowes, pero el público pronto comenzó a pedir a las bandas principales. Los estadounidenses encendieron tanto a la multitud que se produjeron los primeros disturbios entre militares y asistentes. Los macanazos de los uniformados y la furia de los jóvenes eran una clara señal de las tensiones acumuladas en esos años.
Después de The Black Crowes llegó una banda que presentaba su quinto álbum: Cowboys from Hell. Sí, hablamos de Pantera, quienes elevaron los ánimos a otro nivel. Su presentación se recuerda como una de las mejores de toda su historia.
La multitud estaba borracha, botellas volaban, golpes estallaban y la música rugía a todo volumen. Era un mar de gente rusa que se extendía hasta donde la vista alcanzaba.
El turno de Metallica
De pronto comenzó a sonar una canción mítica, reconocida por cualquier metalero: Enter Sandman. El público se volvió loco. Ese fue el punto sin retorno. Todos sabían quién subía al escenario: Metallica.
Aunque los enfrentamientos ya habían cesado, nadie quería perderse el acto principal: ni los jóvenes ni los policías.
El propio James Hetfield declaró:
“Allá abajo, al frente, había hombres uniformados, policías, militares… lo mismo, ¿sabes? Estaban allí de pie con sus uniformes y después de unas tres o cuatro canciones dijeron: ‘¡Al diablo con esto!’. Se quitaron la ropa y salieron a hacer headbanging y a pasarlo bien”.
Los registros policiales posteriores indicaron que 51 personas fueron hospitalizadas, 49 detenidas por alteraciones del orden público y más de 100 arrestadas por ebriedad. No existe un número exacto de heridos durante el concierto.
Era imposible distinguir entre militares, asistentes y fanáticos. Helicópteros volaban sobre el festival. Toda una ciudad tenía los ojos puestos en el escenario, y Metallica ofreció uno de los mejores conciertos de su carrera, según los propios miembros de la banda.
AC/DC y el cierre histórico
El festival cerró con AC/DC, quienes ofrecieron un concierto estelar de dos horas con fuegos artificiales, muñecas inflables semidesnudas y su legendaria campana del infierno.
El concierto que quedó para la historia
El Monsters of Rock de Moscú 1991 fue mucho más que un concierto: fue un símbolo de la unión entre culturas, en un país que se encontraba en plena transformación política. Con una asistencia masiva, momentos de tensión, pero sobre todo música que retumbó como nunca, este evento se consolidó como el concierto de rock más grande de la historia.
Si aún no lo has escuchado, te aseguro que no te arrepentirás: la adrenalina y ese mar de gente harán que lo sientas en la piel.