En un caso que pone en evidencia la grave crisis de violencia doméstica que azota al estado de Nuevo León, una madre de 31 años, identificada como Kristal, decidió abandonar su hogar en el municipio de Hidalgo, acompañada de sus cuatro hijos, para escapar de los abusos físicos y psicológicos por parte de su esposo, Bernardo “N”, de 41 años. El padre de los menores, luego de la desaparición, interpuso una denuncia por desaparición, generando un caso que ha captado la atención de las autoridades y la sociedad civil. Este incidente no sólo resalta la desesperación de las víctimas de violencia familiar, sino también la necesidad urgente de abordar un problema que afecta a miles de familias en la región.

Desarrollo del caso

El 5 de mayo pasado, la Agencia Estatal de Investigaciones (AEI) de Nuevo León reportó la desaparición de Kristal y sus cuatro hijos, todos menores de edad, solicitando la colaboración del público para localizarlos a través de redes sociales. Sin embargo, días después, se descubrió que la familia no había sido secuestrada ni estaba en peligro de la manera en que inicialmente se pensó. En realidad, Kristal había escapado de su hogar debido a la violencia doméstica que sufría a manos de su esposo.

Según el relato de Kristal, ella aprovechó la ausencia de Bernardo “N” para salir de la casa con sus hijos. Sin dinero ni recursos, se dirigieron al centro de Monterrey, donde se vieron obligados a pedir limosna para comer. Después de reunir lo suficiente, tomaron un camión hacia Guadalupe, donde un familiar les ofreció refugio en la colonia Condesa. Una vez allí, Kristal se enteró de que su esposo había denunciado su desaparición, por lo que decidió contactar a las autoridades locales para explicar la situación y denunciar la violencia que había sufrido en el hogar.

La Policía de Protección a la Mujer trasladó a Kristal y sus hijos al Ministerio Público para formalizar la denuncia contra Bernardo “N”. Como resultado, la Fiscalía General de Justicia de Nuevo León desactivó la ficha de búsqueda activa por desaparición, ya que la familia fue localizada y se encontró que habían huido voluntariamente. Hasta el momento, no se han proporcionado detalles adicionales sobre las edades de los niños o el estado actual del proceso legal contra el esposo.

Contexto estadístico y social

Nuevo León se encuentra entre los estados con mayores tasas de violencia de género en México. Según datos de la Fiscalía General de Justicia del Estado, en 2022 se registraron más de 13,000 casos de violencia familiar, lo que representa un significativo incremento comparado con años anteriores. Además, organizaciones como México Evalúa han señalado que el 93.9% de estos delitos quedan impunes, lo que perpetúa un ciclo de violencia y desprotección para las víctimas.

El Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (CONAPRED) y el Consejo de la Alcaldía para los Derechos Humanos de Nuevo León (CADHAC) han destacado que el 68.1% de las mujeres en Nuevo León ha experimentado algún tipo de violencia a lo largo de su vida, y el 54.5% de la población considera que las mujeres comparten la responsabilidad de ser agredidas por su forma de vestir. Estas cifras reflejan una cultura de normalización de la violencia contra las mujeres, lo que hace aún más urgente la necesidad de intervenciones efectivas.

Durante la pandemia de COVID-19, la situación se agravó, ya que las medidas de confinamiento obligaron a muchas víctimas a permanecer en el mismo espacio que sus agresores, incrementando los riesgos y la severidad de la violencia. Un estudio de Ciencia UANL señaló que el estrés y la inseguridad económica exacerbaron la tensión familiar, dificultando aún más la posibilidad de denunciar .

Análisis de las repercusiones

El caso de esta familia ha generado preocupación entre las organizaciones de derechos humanos y los colectivos que luchan contra la violencia de género. Estas entidades han llamado a las autoridades a tomar medidas urgentes para localizar a la madre y sus hijos, asegurando su seguridad y bienestar, y a investigar a fondo las circunstancias que llevaron a esta situación extrema.

La alta tasa de impunidad en casos de violencia doméstica en Nuevo León no solo desalienta a las víctimas de denunciar, sino que también permite que los agresores continúen actuando sin consecuencias. Esto subraya la necesidad de fortalecer los programas de prevención y atención a la violencia familiar, así como de garantizar que las víctimas tengan acceso a justicia y protección efectiva. Por ejemplo, la Secretaría de Salud de Nuevo León ofrece servicios especializados para víctimas, incluyendo atención psicológica y médica, pero la falta de acceso y la desconfianza en las instituciones siguen siendo barreras significativas.

La desaparición de esta madre y sus cuatro hijos en Nuevo León es un recordatorio doloroso de la persistente crisis de violencia doméstica en la región. Mientras las autoridades trabajan en la búsqueda y en la investigación del caso, la sociedad civil y las organizaciones de derechos humanos exigen acciones concretas para combatir esta epidemia de violencia que afecta a miles de familias en todo el país. Es fundamental que las instituciones no solo respondan a este caso específico, sino que también trabajen en la prevención y en la creación de un entorno seguro para todas las víctimas de violencia familiar.

 

 

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