Jesús Reynaldo Zambada García era uno de los capos de mayor peso en el Cártel de Sinaloa hasta el 20 de octubre del 2008 cuando fue arrestado en la Ciudad de México.
“El Rey”, como era apodado, tenía a varios elementos de la Policía Federal, pero ni eso fue suficiente para librarse de aquel operativo llevado a cabo por agentes de la entonces Procuraduría General de la República (PGR).
Su captura se dio en medio del inicio de la guerra entre el Cártel de Sinaloa y el clan de los hermanos Beltrán Leyva, quienes habrían filtrado la ubicación de “El Rey” en un domicilio de la colonia Lindavista.
Aunque la Policía Federal ya había recibido meses antes informes de una agencia estadounidense sobre esa ubicación, los federales no hicieron nada.
Fue hasta que la PGR intervino cuando se logró la detención de Jesús Reynaldo, hermano y brazo derecho de Ismael “El Mayo” Zambada, líder máximo junto con Joaquín “El Chapo” Guzmán de la organización sinaloense.
“El Rey” no tuvo escapatoria, aunque pidió apoyo a los policías que tenía comprados, estos nunca llegaron. “Señor estoy yendo para allá, ya estoy pronto, no se preocupe ya voy para allá, ya voy para allá”, alcanzó a decir por radio uno de sus esbirros.
Tras su captura, Zambada García fue extraditado a Estados Unidos en abril del 2012 y el Departamento de Tesoro incluyó en su lista negra, además de que le imputaron cargos por asociación delictuosa y contra la salud.
Sin embargo, luego de que se convirtió en uno de los testigos estrella en el juicio en contra de Joaquín Guzmán Loera, “El Rey” desapareció de la faz de la tierra.
La Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC) eliminó su nombre de sus listas, por lo que legalmente quedó libre de cualquier cargo que le hayan fincado en Estados Unidos.
“El Rey” acusó a Guzmán Loera de liderar el Cártel de Sinaloa y ser el responsable de mover toneladas de droga del otro lado de la frontera, lo que al final “sepultó” al “Chapo”.
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