Entre las familias oriundas de Cuernavaca este tema ha sido toda una tradición oral por siglos, unos dicen que es mito, otros que eran canales subterráneos, pero ¿realmente eran pasadizos para escape, ataque y defensa? Sobre el tema recién he ampliado esta investigación, lo que sigue es solo una síntesis: 

Desde la época prehispánica existen en Cuernavaca largas cuevas artificiales o túneles subterráneos de tres a cinco metros de profundidad justamente cavados en el duro tepetate para paso de una persona a la vez, y ya en la época virreinal, se construyeron otros más amplios y con bóvedas. 

Cuando la escuela Cristóbal Colón estaba en calle Salazar, los alumnos entrabamos a un túnel que iba en línea recta hacia el Palacio de Cortés, y en esa misma línea cien metros pero al poniente donde estuvo el Registro Civil está otro acceso a sólo unos metros del puente de Amanalco, y hay otra entrada bajo su arco, y otra en la hoy casa de cultura infantil “La Vecindad” conocida por ello anteriormente como la Vecindad de la Cueva. Otra entrada está bajo el altar de la catedral donde estaba el templo mayor de Cuauhnáhuac y va en dirección del Palacio de Cortés precisamente donde había estado el centro de recolección de tributos indígenas, otra más está donde inicialmente fue el Tecpan donde vivían los señores tlahuicas, después fue iglesia de San Pedro que ya no existe, después fue Teatro Ruiz de Alarcón en la esquina de calle Rayón con Ruiz de Alarcón y va en dirección a la catedral y de ese mismo punto otro más parte hacia el centro de la ciudad y llegaría también hasta la barranca de Amanalco, estos dos últimos túneles están a medio tiro de lo que fue un disimulado pozo de agua en el patio central de esa propiedad, que actualmente es un gran espacio oculto sin acceso, y menciono que era un pozo disimulado ya que en ese lugar no hay agua a esa escasa profundidad entre otras razones por estar en una alta loma de tepetate. Varios cuernavacenses como Francisco Trujillo, incursionaron en otro túnel que está en el Jardín Borda antigua casa que construyó durante el virreinato el acaudalado minero don José de la Borda y que a medio siglo XIX sirvió de residencia veraniega a los emperadores Maximiliano y Carlota. 

Gutierre Tibón menciona los túneles de Cuernavaca en su libro “Aventuras en México”. 

En los “Códices de Cuernavaca y unos títulos de sus pueblos”, escritos de 1552 en náhuatl y traducidos al castellano, que se encuentran en Paris, publicados por J. Dubernard, en su página 111, algunos caciques durante los inicios de la época colonial describen los linderos de sus terrenos, ahí, varios de ellos citan “cuevas” que verdaderamente eran esos largos túneles, dice uno de ellos “…de ahí a las casas donde está un platanar de del tránsito (probablemente se refiera al altar del tránsito de catedral. Nota de J. Dubernard), [Transetto se refiere al crucero y centro de la catedral. Nota de C. Lavín] y continúa al puente grande para seguir a la cueva que parte a Xalaltlauhco y termina en el puente, (el de Amanalco era llamado puente grande, punto donde atacaron los conquistadores a Cuauhnáhuac, que después llamarían Cuernavaca) y sube a una laguna, para acabar en la cueva donde empiezan las tierras de Tecpan” (frente a catedral).

Las llamadas cuevas en ese códice o código que muchos habrán leído pero no analizado, lo ahí afirmado por los caciques indica que iban de un lugar a otro a distancias considerables, dando alrededor de dos kilómetros desde la barranca de Amanalco pasando por el Palacio de Cortés hasta la Catedral y de ahí al Tecpan de san Pedro y otro ramal al Borda y otro hasta la barranca de Analco, y se menciona que los túneles tenían subidas  y bajadas. 

Entre otras páginas, en la 80 menciona otro cacique que “…allí está una cueva aonde se empezó la iglesia (catedral), y a dos lomas esta una canoa (canal) por donde pasa el agua”, lo que indica que la cueva ya estaba ahí antes de construir la hoy catedral y que el agua pasaba a dos lomas en un canal y no en la “cueva”. Otro más, don Melchor de la Cueva, menciona; “…vivía yo en la loma donde llaman Cuauhlotitlan donde acaba la cueva, que allí estaba un temascal llamado Tepetlacalco, subiendo por la mitad de la loma “a caer a la barranca” esta una cueva donde está un temascal de onde sale el sol” (Amanalco), ninguno menciona que corría agua en ellas. Recordemos que algunos apellidos surgen por el lugar donde vivía o tenia propiedades la persona como es el caso de don Melchor de la Cueva. 

El tepetate donde fueron cavados no se presta de ninguna manera para cuevas naturales, otras muy distintas son minas de arena y piedra que formaron grandes cavernas también bajo el Centro Histórico de Cuernavaca.

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P. D. Continúa el próximo sábado 

 

Carlos Lavín Figueroa
carlos_lavin_mx@yahoo.com.mx

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