Sin atavismos, que los obstinados “gramáticos” me critican, como si escribir con estricta gramática fuera “lo más mejor”. Para ser original hay que innovar pero con tiento, despertar emociones. La gramática las vamos actualizando los hablantes, somos sus dueños -y cada quien de su propia lengua- la Academia lo va aceptando por su constancia.

Gabriel García Márquez, en el discurso inaugural del “1er Congreso Internacional de la Lengua Española” ante premios Nobel y los más destacados escritores, dijo; “… Me atrevería a sugerir ante esta sabia audiencia que simplifiquemos la gramática antes de que la gramática termine por simplificarnos. Humanicemos sus leyes, negociemos de buen corazón con los gerundios bárbaros, los “qués” endémicos, el “dequeísmo parasitario”, y devuélvamos al subjuntivo presente el esplendor de sus esdrújulas: váyamos en vez de vayamos, cántemos en vez de cantemos, o el armonioso muéramos en vez del siniestro muramos. Jubilemos la ortografía, terror del ser humano: enterremos las haches rupestres, firmemos un tratado de límites entre la ge y jota, y pongamos más uso de razón en los acentos, que al fin y al cabo nadie ha de leer lágrima donde diga lágrima ni confundirá revólver con revolver.

Y qué de nuestra be de burro y nuestra ve de vaca, siempre sobra una… Las críticas son bien recibidas, en cuestiones de historia hay quienes pre‑eren quedarse con la oficial, aquella que les enseñaron en la primaria, llena de intereses y falsedades, son los mismos que ya adultos creen ciegamente que “vamos bien” como también les dicta el gobierno.

Apuntan por ahí, que es mejor que hablen, aunque sea bien, porque cuando de política se trata surgen los agraviados que entran en una especie de ataques epilépticos pro‑riendo insultos, otros, solo con la intención de hacerse notar, como sea, se agradece porque dan vigencia y presencia. Al decir lo anterior, no presumo; asumo el compromiso con mis lectores que expresan su buen sentir llamándome maestro, igual a quienes intentan bloquearme, porque nadie tira a los de abajo, y siempre, a los de arriba.

Agradecido. P.D. Hasta el otro sábado.

 

CARLOS LAVÍN FIGUEROA

carlos_lavin_mx@yahoo.com.mx

 

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