La tierra da para satisfacer las necesidades

de cada persona, pero no la de su codicia.

Mahatma Gandhi, 

abogado y pacifista indio.

Todavía encabritado porque volvió a fracasar en su ambición de enchufarse al presupuesto público, el karma persigue al no ingeniero agrónomo y falso ambientalista Javier Orihuela García.

El oriundo de Alta Palmira, en el municipio de Temixco, se ha ostentado como campesino, más de membrete que de práctica, pues lo suyo-suyo, ha sido la grilla.

Javier ha usado el agrarismo y la defensa del medio ambiente como trampolín para impulsarse a la actividad político-partidista, en lo que comúnmente se le conoce como “chapulineo”.

Ha saltado del PRD al PT y al Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), siempre tirándole ya sea a una alcaldía, a la diputación local, una federal o la dirigencia partidista.

Fracasó de candidato a diputado local (2015, por el PT) y a diputado federal (2021, por Morena); fue diputado federal (2012-2015, por el PRD) y presidente municipal de Temixco (2006-2009, por el PRD).

Justo de esta última tarea deviene la incoherencia de Orihuela García, cuando en 2007 contrató un terreno familiar so pretexto de aliviar la dificultad para el depósito final de la basura de Temixco, luego de que el año previo había sido cerrado el tiradero de Tetlama.

Cálculos conservadores estiman que el gobierno de Orihuela refundió unas 50 mil toneladas de basura en su predio de la mina San Felipe, un tiradero a cielo abierto aledaño al Río Apatlaco, con lo que fue contaminado no sólo la tierra y el aire, sino también los mantos acuíferos.

El sedicente agrarista y ecologista dejó además una pestilente herencia que allá por 2009 se presupuestó tendría que costar más de 11 millones de pesos para remediar el cochinero que ni la administración estatal del panista Marco Adame ni los siguientes alcaldes variopintos quisieron o pudieron limpiar.

Entonces, Javier Orihuela García le daba la espalda a su pestilente herencia y cínico con la bandera de medioambientalista buscaba asociarse en el potencial negocio de remediar el tiradero de Tetlama con la empresa hispano-mexicana “Tú Transformas Energías Renovables S.L.”.

El “bisne” consistía en quemar el tóxico gas metano que genera la basura y eliminar lixiviados superficiales (líquidos que se filtran de la basura) para generar Certificados de Reducción de Emisiones, bajo el protocolo de Kyoto. Fue llamarada de petate y el pueblo empobreció más.

 

FUE VORAZ CON LOS VECINOS DE BURGOS

El vecindario del Fraccionamiento Burgos, oriente de Temixco, recuerda no gratamente a Javier Orihuela García, se le tiene por voraz y lo acusaron de “robar el agua potable” a los residentes entre 2008 y 2009.

De cierto no es que les haya quitado el líquido, sino que el entonces alcalde vio una jugosa oportunidad de hacerse de los dineros de los usuarios al quitarles la administración del servicio hidráulico, la cual tenían legalmente muchos años antes.

 

Con los vecinos, el servicio de agua fluía correctamente con la construcción, operación, mantenimiento y reparación de pozos, así como de la red de distribución, pero Orihuela quiso recibir todos los pagos y en los meses que tomó los pozos, equipos y vehículos ajenos, el servicio se hundió.

 

Apenas diversos amparos judiciales y la atención del Congreso local pudieron detener la ambición del alcalde, y los vecinos de Burgos recuperaron la administración del agua y alcantarillado, basura y más.

En el palmarés de Javier Orihuela García hay algunas otras historias de terror como la relativa a una denuncia de invasión de parcelas en el Ajonjolinar, así como señalamientos sobre la entrega de licencias de construcción en la primera fase del conjunto habitacional Geópolis, que serán motivo de una nueva entrega.

 

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